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Por Alejandro Rodríguez Lozano

Investigador RADDAR CKG

Recientemente los hábitos de consumo de productos alimenticios han ido cambiando frente a lo que acostumbrábamos a comprar las personas regularmente. Donde el factor para la toma de decisión principal que se buscaba al adquirir un alimento era el gusto, su presentación y cuán agradable les resultaría su consumo a las personas. Ahora, siguiendo una tendencia de consumo y comportamiento “fit” donde poco a poco se ha ido introduciendo en las personas un gusto por la compra de alimentos que ayuden a mantener las condiciones físicas deseadas y estándares de belleza observados en el entorno en el que se desenvuelven.

Debido a esto, se ha vuelto más frecuente y hasta un hábito en algunas personas realizar una lectura previa de la tabla nutricional adherida en los productos con los que se alimentan o usan para “picar” entre comidas. Se hace necesario aclarar, que esta tabla no siempre estuvo presente en los paquetes de los productos que consumimos a diario, aunque hoy en día tenemos una mayor comprensión de la información allí plasmada, para muchos de los consumidores hoy es obligatorio realizar una mirada previa a la calidad y composición de alimentos que están próximos a ingerir. De esta forma el consumidor se fue encaminando por una senda en la que le importaba la cantidad de azúcares, el porcentaje de grasas o tipos de grasas presentes, harinas, sodios y otros ingredientes que en altas concentraciones o consumiendo grandes cantidades podría resultar nocivo para su salud, propósitos de disminución de peso o posibles reacciones alérgicas a alguno de los ingredientes presentes y que puede conocer con anterioridad a la ingesta.

Por este camino de la vida saludable se ha reforzado últimamente la tendencia a consumir productos, especialmente bebidas “cero calorías” o “sin azúcar” las cuales ofrecen a las personas “el mismo” (aunque cada persona generalmente expresa una percepción diferente de aceptación frente a la similitud o diferencia) sabor de la bebida que solía tomar habitualmente, pero con el valor agregado de que esta nueva presentación no representara ningún riesgo para su salud. Estos nuevos productos han impactado directo en el comportamiento de los consumidores, quienes, escandalizados por la tabla nutricional de sus productos, donde observan que consumir una bebida les podría aportar grandes cantidades de azúcar refinados, innecesarios y nocivos para su cuerpo, pueden de nuevo disfrutar con total libertad de ese sabor que tanto placer les ha proporcionado durante la vida.

Las personas han reaccionado a la estrategia o enfoque de mercadeo para el proceso de toma de decisión en la cual se resaltan los peligros de un producto que usualmente tomaban, pero que ahora pueden usar con tranquilidad sin tener que preocuparse por los riesgos que conlleva para su vida la obesidad y las enfermedades que podrían desarrollar al tener sobrepeso. Usando el temor que tienen las personas por una repercusión en su salud, el gusto de los consumidores por usar productos saludables, la entrada al mercado de productos sin azúcar ha sido mucho más fácil, teniendo una gran acogida entre los consumidores.

Por otra parte, ante el posible gravado de las bebidas azucaradas en el país, la tendencia a vender gaseosas o productos cero azúcares, cero calorías podría ser mayor, no solo debido por los beneficios que traen para la salud del consumidor, sino que, adicionalmente su precio de venta al público no se vería afectado por el impuesto que se desea imponer sobre este mercado. Haciendo que los consumidores sigan consumiendo bebidas y que adicionalmente consuman aquellas que no tengan grandes cantidades de ingredientes nocivos para la salud. En mi opinión, no solo la onda fit ha resultado beneficiosa para la salud de las personas, adicionalmente ha abierto el camino para la entrada al mercado de productos que se han comercializado muy bien y que pueden eventualmente hacer crecer las ventas de las compañías.

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