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La semana anterior un titular de prensa informaba que el peso colombiano era la peor moneda del mundo en este inicio de año. Si bien el titular causó gran impacto en el sector financiero, este no arrojaba mucha información sobre la trascendencia y razones de la situación. 

El peso colombiano es quizá una de las monedas que más fluctúa en su cotización respecto al dólar y a otras monedas “fuertes”. Aunque esto es una lamentable característica que se ha mantenido durante muchos años, no se debe tomar a la ligera sino entender el contexto y el porqué de la situación.

Empecemos explicando cómo se halla el valor de una moneda respecto a otra. Hay que tener en cuenta que existen unas monedas consideradas como “fuertes” en el sistema financiero internacional (dólar americano, euro, yen japonés y libra esterlina por citar algunas de ellas), lo cual está dado por su peso económico y comercial en el mundo, así como por la confianza que se tiene en esas economías. Las demás monedas del mundo se cotizarán contra esas en las transacciones diarias que se hacen en el mercado financiero.

En el mercado financiero colombiano se realizan transacciones de compra y venta de divisas durante un periodo del día, que llevan a fijar un precio o valor diario determinado por el promedio de esas transacciones (lo que se conoce como la Tasa Representativa del Mercado-TRM). Cuando hay escasez de una divisa como el dólar, significa que se tendrán que dar más pesos colombianos por cada dólar existente en el mercado, haciendo que su precio suba durante las transacciones.

Hay monedas con una devaluación más alta que la presentada por Colombia, tanto en el continente como a nivel mundial.

La escasez o no de una divisa en un país como Colombia está dada principalmente por la confianza que se tiene en la economía, los inversionistas o dueños del capital mueven sus recursos dependiendo de la situación de un país y sus perspectivas. Colombia atraviesa una delicada situación económica, altos contagios y fallecidos por COVID-19, empresas cerradas debido a las cuarentenas, destrucción de empleos, inseguridad y una alta percepción de corrupción, entre otros males, llevan a que se desconfíe del entorno y manejo del país. Esto repercute en que los capitales salgan en busca de mercados más confiables y menos volátiles, creando una escasez de dólares y un incremento en los pesos que se deben ofrecer por los dólares existentes.

En la medida en que la TRM aumenta su valor se tendrá un impacto sobre muchos indicadores macroeconómicos, como las importaciones, ya que las encarece en el mercado interno, mientras que le permite al exportador ganar más pesos por cada dólar exportado. En términos microeconómicos: tiene un impacto positivo o negativo sobre los empresarios dependiendo de la orilla en la que se encuentren.

¿Es el peso colombiano la peor moneda del mundo? Ante esto hay que decir que no lo es. En el contexto latinoamericano la devaluación en enero mostró que el real brasilero (5,1 % de devaluación) y el peso chileno (4,49 %) superaron la devaluación del peso colombiano (3,49 %). Incluso a nivel mundial el lilangeni de Suazilandia, el dólar de Namibia, el loti de Lesoto y el rand sudafricano registran una devaluación del 5,85 % y el dólar australiano de 4,63 %.

Lo anterior muestra claramente que hay monedas con una devaluación más alta que la presentada por Colombia, tanto en el continente como a nivel mundial, y que no es solo una tendencia de las economías en desarrollo sino de cualquier moneda que no sea “fuerte”.

¿Qué se puede hacer para atajar la devaluación? Muy poco, ya que nos encontramos en un ambiente turbulento e incierto, el Banco de la República debe continuar con sus intervenciones en el mercado para evitar devaluaciones aún más grandes y garantizar cierta estabilidad en el mercado.

Michael Torres Franco
Director de los Programas de Negocios Internacionales
Universidad Ean

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