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A pesar de que Colombia ostenta el octavo lugar en el indicador de empresas establecidas en el mundo, falta más apoyo y alianzas que impulsen no solo la creación de empresas, sino emprendimientos sostenibles que impacten positivamente el entorno.

¡Menos intenciones, más acciones!

Mucho se ha hablado de la necesidad de articular esfuerzos entre la academia y el sector privado, para darle trámite a las numerosas iniciativas de desarrollo que encara nuestro país. Desde mi perspectiva, hay dos grandes frentes llenos de oportunidades que, por fortuna, han sido ponderados por la nueva administración pública: el emprendimiento y la sostenibilidad.

Sobre el emprendimiento, el problema de nuestro país no es la falta de ideas, porque colombiano que se respete ha tenido en mente al menos una oportunidad de negocio y ha encontrado mínimo tres funcionalidades ‘idóneas’ para el desarrollo de aplicaciones móviles. Prueba de nuestro espíritu emprendedor es que Colombia ostenta el octavo lugar en el indicador de empresas establecidas en el mundo, de acuerdo con el GEM (Global Entrepreneurship Monitor) 2016.

A pesar de nuestro ingenio, solo el 27% de los mayores de edad se ha atrevido a convertir sus ideas en negocios formales y solo el 19% de dichos negocios ha continuado operando, pasados los primeros tres años.

 

“A pesar de nuestro ingenio, solo el 27% de los mayores de edad se ha atrevido a convertir sus ideas en negocios formales y solo el 19% de dichos negocios ha continuado operando, pasados los primeros tres años”.

 

El reto como ciudadanos radica en darles la oportunidad a esos valientes que han sido capaces de romper las barreras para apostarle a un modelo que genera empleo y crecimiento, en un país en el que todos admiran y critican, pero pocos actúan.

Sobre esta premisa, no puedo dejar de contar una experiencia cercana. La Universidad EAN y el Centro Comercial La Colina se aliaron para consolidar la Feria Sumémonos, una muestra de emprendimientos que no solo generan ingresos, sino que además aportan positivamente al entorno y a la sociedad. Estos son los llamados “emprendimientos sostenibles”.

La ventaja de Colombia es que nació sostenible. Su historia está escrita en la tierra, labrada por los ancestros; sin embargo, con el paso del tiempo se ha alejado cada vez más de sus raíces, llegando a acciones tan insensatas como envolver el bocadillo en plástico y no en hoja de bijao. Gracias a este tipo de alianzas recordamos el valor de “volver a lo básico”.

 

“La ventaja de Colombia es que nació sostenible. Su historia está escrita en la tierra, labrada por los ancestros; sin embargo, con el paso del tiempo se ha alejado cada vez más de sus raíces”.

 

Si usted es de los que piensa que es importante apoyar el emprendimiento y es un fan del medio ambiente, pero no se ha vinculado activamente ni a lo uno ni a lo otro, lo invito a que se pase por la feria. Apoyando estas iniciativas, además de disfrutar, le estará ayudando a su país a progresar.

 

Elsa María Gómez
Universidad EAN

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