Los modelos de negocios prosperan en un ambiente complejo y cambiante como el actual.
Cuando leen noticias o ven programas de actualidad, ¿se han tropezado con palabras como unicornio, spin off, crowdfunding o startup? Dije tropezar porque muchas veces esas palabras parecen embestirnos en oleadas, justo cuando creíamos que lo sabíamos todo sobre el mundo de los negocios. Bien sea desde nuestro rol de estudiantes (de algún modo nunca dejamos de serlo) o de profesionales en diversos contextos empresariales, estoy seguro de que coinciden conmigo en que vivimos en una época de múltiples cambios, donde lo que funcionaba ayer ya no es útil hoy y cuesta trabajo ponerse al día con los cambios tecnológicos y con la avalancha de nuevos productos y servicios, así como con toda esa terminología que busca definir estas nuevas formas de hacer las cosas, y es normal que nos preguntamos si es que entender estos nuevos negocios tienen que ser tan difícil.
Nos cuestionamos si todo lo que pensamos que sabemos es suficiente para hacer frente a estos cambios. De hecho, los modelos de negocio actuales desafían la visión tradicional de empresa convencional a la que estábamos acostumbrados, esa que vende un producto convencional o tangible, en un mercado físico y con una marca que posiciona con años de arduo trabajo.
«Muchas de las nuevas organizaciones se aprovechan de estas complejidades, que son fruto de los avances tecnológicos de las últimas décadas, para generar nuevos tipos de valores a sus consumidores»
Lo problemático para muchos de nosotros cuando queremos analizar este contexto empresarial nuevo es que nos topamos con muchas nuevas complejidades, de las cuales paso a mencionar solo algunas:
Muchas de las nuevas organizaciones se aprovechan de estas complejidades, que son fruto de los avances tecnológicos de las últimas décadas, para generar nuevos tipos de valores a sus consumidores. A continuación, menciono dos ejemplos:
Estos modelos de negocios prosperan en un ambiente complejo y cambiante como el actual.Lo hacen porque se ciñen a principios sencillos que se enseñan en la universidad desde hace décadas: logran entender el entorno en el que se encuentran y conectar con necesidades de un cliente al que exploran y llegan a entender muy bien. Al mismo tiempo
son conscientes de los procesos a los que pueden agregar mejor valor: en el diseño del producto, en el conocimiento de los clientes o los canales, y es allí donde enfocan sus esfuerzos. Es posible que lo hagan aprovechando nuevas tecnologías (bibliotecas de semillas en un caso) o promoviendo una interacción no depredadora de su entorno (como la Amazonía, en el otro caso), pero parten de unos principios básicos, a los que siempre hay que estar atentos.
Así que la próxima vez que un unicornio parezca embestirnos con toda su complejidad, hay que saber que tal vez la solución sea entender sus fundamentos, es decir, en dónde están agregando valor con su estrategia. Los buenos estudiantes aprenden nuevos términos todo el tiempo (y recuerden lo que dije al principio, que nunca dejamos de ser estudiantes),pero solo los mejores pueden entender lo simple que esconde la complejidad, la esencia de los negocios. Entonces, ¿será que tiene que ser tan difícil?
Decano Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas
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