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Para muchos empresarios, el teletrabajo es sinónimo de gastos, controles y dificultades organizacionales. Evalúe si su empresa está lista para dar el salto a esta modalidad que, bien diseñada, puede generarle grandes beneficios.

teletrabajo

 

A pesar de que la normatividad del teletrabajo en Colombia data del 2008, fue reglamentada solo en 2012 y su incorporación en las empresas colombianas durante los primeros años no fue contundente.

De hecho, aún hoy contamos con empresas que consideran que su implementación implica controles, gastos adicionales y, sobre todo, dificultad a la hora de alinearlo con la cultura organizacional.

La buena noticia es que las cifras del teletrabajo en el mundo van en aumento y en Colombia ya el MinTic reporta un crecimiento del 387% de teletrabajadores y 300% de empresas que le apuestan a esta modalidad en 2018, en comparación con el 2012.

Sin embargo, también hay empresas en Europa y Estados Unidos, como IBM o Yahoo, que han detenido o reducido el número de personas que laboran bajo esta modalidad, argumentando menor productividad o la necesidad de contar con sus trabajadores en las oficinas al requerir sacar adelante proyectos de gran impacto financiero.

Y en este punto es importante aclarar que no todas las empresas están en condición de implementar este tipo de modalidad al interior de sus procesos. Para ello, previamente han de hacerse varias preguntas que les ayudarán a despejar el panorama:

¿Qué tan autónomos son los colaboradores para desarrollar su trabajo?, ¿qué tan orientada está la empresa hacia los resultados más que hacia el cumplimiento de horarios?, ¿con qué tipo de tecnología y herramientas colaborativas cuenta la organización para el trabajo remoto?, ¿cuál es la cultura de seguimiento y control por parte de los líderes?

 

“Es importante tener claro que no todas las empresas están en condición de implementar el teletrabajo al interior de sus procesos”.

 

Apostarle a esta forma de laborar en una empresa debe ser una decisión institucional y requiere total apoyo de la alta dirección; así mismo, es necesario contar con indicadores de gestión que tiendan a mejorar la productividad, aportar al medio ambiente, ofrecer un equilibrio vida personal-trabajo y, finalmente, lograr ahorros financieros después de la inversión requerida durante el inicio del proyecto.

El teletrabajo implica grandes retos y sus resultados solo serán medibles y visibles en el mediano plazo, pues transformar la cultura obliga a las empresas a revisar las competencias de los colaboradores desde los procesos de selección y evaluación; garantizar el sistema de seguridad y salud en el trabajo fuera de las instalaciones; invertir en herramientas tecnológicas y de seguridad de la información y, sobre todo, ver al teletrabajo como un proceso que requiere ajustes y planes de mejora permanentes para que sea efectivo y se cumplan los indicadores.

 

“El teletrabajo pasa por una transformación cultural y requiere ajustes y planes de mejora permanentes para que sea efectivo”.

 

Yo vengo liderando esta implementación en la Universidad Ean, que inició con la modalidad hace 11 años. Hoy contamos con 131 docentes y 44 administrativos, equivalente al 32% de los colaboradores de la Institución.

Hemos logrado ver el teletrabajo como un elemento natural de nuestra cultura, en la que reafirmamos sus ventajas en aspectos como disminución de costos de transporte; mayor concentración en las tareas; contribución en los indicadores de huella de carbono; disminución de espacios de trabajo en las oficinas, logrando tener espacios de coworking en algunas áreas y un mejor ambiente de trabajo.

 

 

Juan Carlos Corral Durán
Docente Facultad de Administración, Finanzas y Ciencias Económicas
Gerente de Desarrollo Humano
Universidad EAN

 

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