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“Que me pregunten más por James y Falcao que por Pablo Escobar indica que algo bueno estamos haciendo como sociedad”. Este fue el tweet que escribí hace un mes desde Estados Unidos con el que pretendía describir el sentimiento que me generaba encontrar el cambio de percepción que nuestro país tiene en el exterior. 
 
El tweet fue marcado como favorito por dos usuarios de Twitter, uno de los cuales me sorprendió por lo que encontré en su cuenta y fue lo que me motivó a escribir esta entrada. El usuario hace una completa oda al capo colombiano Pablo Escobar y en su cuenta se promueve el imperio del capo; el Imperio de Escobar. La sensación de orgullo por nuestros nuevos representantes pasó a una sensación de curiosidad por conocer lo que hace este “imperio” y reflexionar sobre la conveniencia de este tipo de prácticas para la imagen de Colombia.
 
Al entrar a la página web que vinculan desde el usuario de Twitter, los curiosos somos recibidos por una interfaz donde aparece como primer elemento una fotografía del capo y la de un hombre entrado en años, usando uno de los productos que son ofrecidos por el “imperio”. La foto tiene como encabezado el nombre de Roberto Escobar Gaviria, hermano del difunto capo del Cartel de Medellín, quien fue apodado con el alias de El Osito y que hoy es el último sobreviviente del cartel de Medellín. Roberto también ha tratado de hacer una industria de los recuerdos y la historia de su hermano.
 
El usuario de twitter y promotor del “imperio” es el rapero José Pablo Rodríguez Chamberlaín, más conocido como Pablo Escobar Jr y quien hace unas semanas causó revuelo en algunos medios de comunicación al publicar un video de dos sujetos consumiendo cocaína en la tumba del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria. 
 
Lo que para muchos es una idea intolerable el hecho de tomar ventaja de la imagen de Pablo Escobar, para otros es una manera de preservar parte de una historia dolorosa que vivimos los colombianos y principalmente quienes habitamos en la Capital de la Montaña. No condeno el hecho de sacar rédito económico de la imagen del capo, sin embargo, sí quisiera llamar a la reflexión frente al daño a la imagen del país que este tipo de prácticas pueden generar, pues muchos colombianos preferimos sacar pecho cuando nos mencionan a James Rodríguez en el exterior, que respirar hondo y contar hasta diez cuando nos preguntan por la historia de quien probablemente y tristemente ha sido uno de los colombianos, no artista, más nombrados en el ámbito internacional. 
 
Twitter: @jdcorreac

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