Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

 

@OrlandoGomez – Acabo de regresar del supermercado y encuentro que algunos de los productos que compré están curiosamente apadrinados por federaciones y profesionales de la medicina, odontología, gastroenterología nutrición y hasta ginecología. Mientras voy desempacando, encuentro que la bolsa de leche viene marcada con un sello de: “Aceptado por la Asociación Colombiana de Gastroenterología”; mientras que el empaque de pastas dice que los macarrones están respaldados por “Expertos de la Asociación Colombiana de Dietistas y Nutricionistas”.

 

Luego descubro que la crema dental se enorgullece en anunciar que es aceptada por dos gremios: el Colegio Odontológico del Perú y la Federación Odontológica Ecuatoriana, igual sucede con las toallas higiénicas que usa mi esposa: «Avaladas por la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología”. En un par de minutos encontré cinco productos más con sellos similares. Vea pues.

 

Me lleno de intriga y busco en Internet. Encuentro un comercial de una bebida en polvo saborizada- en donde un médico asegura que la Federación Médica Colombiana decidió darle el rótulo de “Aceptado” a este producto.

 

Busco en las páginas de varias federaciones médicas y veo que existe la figura de “Miembros Benefactores” que, según algunas sociedades, son “todas las personas naturales o jurídicas, que contribuyan con aportes en dinero o en especie al funcionamiento o al crecimiento de entidad.”

 

El guiño de sociedades médicas hacia productos de consumo masivo es una táctica de marketing que viene aplicándose regularmente en la publicidad desde mediados del siglo pasado en los Estados Unidos, momento en el cual la crema dental Crest incorporó el logo de la Asociación Dental Americana en sus envases en conjunto con la palabra “Aceptada”, como se ve en este video que encontré en Youtube.

 

Allí también aparece este antiguo comercial en donde se informa (¡oh sorpresa!) que–luego de una encuesta nacional- los médicos de todas las especialidades en los Estados Unidos prefieren fumar cigarrillos Camel por encima de cualquier otra marca, mientras que otro anuncio de la misma época dice que los cigarrillos Viceroy son recomendados por odontólogos.

 

La feroz competencia en el segmento de consumo masivo, ha dado pie para que las marcas impriman a diestra y siniestra la mayor cantidad de logos de terceros en las envolturas de sus productos. Así las cosas, los empaques vienen inundados de sellos ecológicos, registros de calidad, certificaciones de origen, procedencia orgánica y por supuesto, la dichosa estampilla de “Aceptado” emanada por alguna asociación o profesional médico.

 

Sin ánimo de demeritar la procedencia, calidad, valores nutricionales o funcionales de un producto, me surge la duda de hasta donde puede llegar el “respaldo” o “aval” de una asociación. ¿Será que estos gremios sacan pecho y responden ante los consumidores si, por ejemplo, un producto no cumple con lo prometido?. Vaya uno a saber…

 

Lo cierto del caso, es que el famoso sello de “Aceptado” puede inclinar la decisión de compra del consumidor debido a la relativa seguridad que ofrece el respaldo de una sociedad de profesionales de la salud.

 

Por ahora, pienso tomarme el yogur con probióticos respaldado por la sociedad de asma y alergia; esto me da cierta seguridad de que no me saldrán ronchas. ¿Ya hicieron la prueba en sus hogares a ver cuántos productos “Aceptados” encuentran?. ¡Salud y buen provecho!

 

 # # #

Compartir post