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Emprendimiento en América Latina

La realidad del emprendimiento en América Latina

La realidad del emprendimiento en América Latina. Cuando no bastan las buenas intenciones.

Por Oswaldo Toscano

Jorge es padre de familia. No tiene un trabajo estable y ha iniciado la elaboración y venta de empanadas en su propia casa. Los ingresos que obtiene apenas alcanzan para alimentar a sus dos hijos y esposa. Su pequeño emprendimiento jamás producirá el dinero suficiente que le permita ahorrar, invertir y crecer. Tampoco es sujeto de crédito, no posee activos que permitan ofrecer garantías a ningún banco. Si bien podría acceder a microcréditos que ofrecen algunas instituciones del mismo sector financiero, las tasas de interés son impagables en relación con la rentabilidad marginal del pequeño negocio.  Tendría que trabajar solo para pagar el préstamo. En esas condiciones, Jorge intenta que sus hijos no dejen la escuela. Pero la crisis trajo un problema adicional: el acceso a internet es limitado y no tienen un computador. Sus hijos reciben clases en su teléfono celular.

Esta parece una escena de la película Parásitos del director Bong Joon-ho. Lamentablemente, es una historia real en Ecuador. La CEPAL prevé que el impacto económico en la región repercutirá en un aumento del desempleo provocando que la pobreza alcance a 220 millones de personas. El efecto es devastador para las familias y sobre todo para los niños. Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef y la ONG Save the Children el número de menores que podrían quedar en condición de pobreza por la crisis llegaría al 46 %. Una cifra alarmante que nos da cuenta de la crisis y el impacto sobre la población más pobre.

Emprendimientos o autoempleo

Muchos de los emprendimientos que surgen por necesidad son en realidad autoempleos. Muy vulnerables y además, mal pagados. Necesitamos, más que nunca, ritmos acelerados de crecimiento que permita crear empleo masivo que ayude a mejorar los niveles de ingreso de las familias. En su libro ¿Por qué fracasan los países?, Acemoglu y Robinson, plantean que los países fracasan cuanto predominan instituciones políticas y económicas extractivas. Estas producen privilegios para pequeñas élites a costa de las grandes mayorías. Por otro lado, en países donde predominan las instituciones inclusivas, en las que básicamente existe una distribución de poder y del ingreso estas producen progreso económico y erosionan el dominio de las élites.

¿Qué pasa en América Latina?

Históricamente es una región dominada por instituciones extractivas.

Lejos de esa falsa dicotomía que enfrenta Estado y mercado, es necesario, y ahora más que nunca, una estrecha combinación de proyectos políticos que produzcan un giro hacia instituciones inclusivas. Se necesita de políticas públicas activas para romper con las trampas de pobreza en la que se encuentra la mayoría. Acompañado de un sector empresarial que genere empleo productivo de forma masiva. En la literatura económica se puede encontrar que muchos países que salieron del subdesarrollo contaron con un papel vibrante del Estado en la creación y desarrollo de capacidades industriales.

En el caso de América Latina, esos planes deben contemplar no solo la creación de infraestructura, sino el desarrollo de las capacidades intelectuales que permitan que los hijos de familias pobres tengan posibilidad de incorporarse a la cuarta revolución industrial. Lo cual no solo implica acceso a educación de calidad, también a una nutrición adecuada, salud, etc. La gran pregunta es: ¿Cómo financiar estas necesidades? ¿Cómo garantizar que los gobiernos hagan uso responsable de estos recursos? Preguntas que ahora mismo deberían ser parte del debate de nuestra clase política.

Lamentablemente, la judicialización de la política que ha asaltado la región, evita la discusión seria sobre estos temas. Y necesitamos con urgencia aterrizar planes  para delinear el futuro de grandes grupos humanos que, ahora mismo, han sido lanzados a situación de pobreza.

Conclusión

En conclusión,. No es suficiente alentar el emprendimiento, mientras no exista un cambio en nuestra calidad institucional el libre mercado y el emprendimiento innovador estará limitado a casos excepcionales. La escasez de instituciones políticas sólidas acentúa las condiciones desfavorables para la creación de empleo productivo.

Oswaldo Toscano

 

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