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La situación de emergencia que estamos viviendo ha llevado a transformar las dinámicas actuales así como los comportamientos habituales. La movilidad ha tenido un fuerte impacto y, por tal razón deberá reformularse después del aislamiento preventivo.

Por Rodrigo Cortés

No cabe duda que el aislamiento preventivo ha sido una situación de cambios y transformaciones en el estilo de vida de las personas. La rapidez y el agite de las grandes ciudades ya no existe; por el contrario, durante los dos últimos meses las calles de ciudades como Bogotá o Medellín han reducido su movilidad en hasta un 90%, y menos del 30% de la población contaba con permisos especiales para transitar por las mismas.

En América Latina, la situación es similar.

Millones de personas se han resguardado en sus casas, generando un verdadero impacto en la movilidad. De acuerdo con nuestras cifras, los wazers a nivel mundial, condujeron un 60% menos kilómetros en comparación con el promedio diario registrado en febrero.

Igualmente, Colombia tuvo una disminución del 82% en los kilómetros conducidos, convirtiéndose en el segundo país de la región con mayor impacto en la movilidad.

No obstante, con la decisión del Gobierno Nacional de reactivar algunos sectores industriales desde el pasado 27 de abril, el flujo vehicular en las ciudades de Bogotá y Medellín aumentó en un 20%, aproximadamente.

Fueron más de 4 millones las personas que salieron de sus casas y que optaron por medios de transporte alternos al servicio público para acatar el distanciamiento social; los vehículos individuales, las bicicletas y las patinetas fueron protagonistas en esta primera etapa.

Y ahora que el Gobierno ha establecido la reactivación económica paulatina, cada vez serán más los colombianos que deban moverse por la ciudad con los cuidados necesarios y con un distanciamiento social oportuno, tal vez, fomentando un mayor uso del vehículo particular y, posiblemente, incrementado el tráfico en las ciudades.

En ese sentido, uno de los desafíos que deberán afrontar los gobiernos locales será evitar el colapso del tráfico automotriz, así como generar medidas que fomenten el uso de nuevas alternativas de transporte, para evitar las aglomeraciones, y que los colombianos puedan volver a desplazarse con hábitos de higiene y cuidado sostenidos.

Es así como se crea una necesidad cada vez mayor de crear ciudades inteligentes en donde las nuevas tecnologías y las herramientas digitales estén al servicio de la comunidad para, en este caso, mejorar la movilidad urbana, cuidando de la salud de los ciudadanos y manteniendo los protocolos de distanciamiento social.

Esto, sin embargo, es posible sólo si la comunidad contribuye de manera activa al desarrollo de herramientas que permitan comprender el flujo vehicular y de  personas en las ciudades, por lo que el trabajo colaborativo será vital para obtener información suficiente y proponer soluciones innovadoras en donde las personas puedan transitar por las ciudades de la mejor forma posible para evitar congestión.

Waze, por ejemplo, ha sido la plataforma aliada para su comunidad. A través de su comunidad y del programa de Waze For Cities, ha facilitado información oportuna en estos momentos de emergencia sanitaria, así como creado una conciencia de movilidad para utilizar las mejores rutas en las ciudades y llegar en menor tiempo a diferentes destinos. La aplicación, además, se ha convertido en el aliado perfecto de los conductores y en el copiloto de los colombianos; ahora más que nunca es necesario que más personas se unan a este tipo de aplicaciones y contribuyan de manera eficaz y eficiente para que todos podamos cuidarnos mutuamente. 

Si bien todavía sigue siendo un misterio cómo será la nueva normalidad, lo cierto es que es el momento perfecto para aprovechar la digitalización, democratizarla y construir un futuro basado en las herramientas y habilidades digitales actuales para un mejor mañana. 

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