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Los he tenido que ver y actuar entre la gente, en las empresas y en los grupos humanos de toda índole.

Se trata de unas personas muy hábiles para infiltrarse en grupos organizacionales y familiares, que en una forma muy veloz terminan haciendo despedir gente, hacen cambiar los estándares a su beneficio, generan conflicto entre las personas que no tenían problema, dividen los grupos, equipos y familias y se adueñan de todo lo que encuentran a su alrededor llevándose la mejor parte en muy poco tiempo, que es lo que les interesa, porque cuando los descubren ya es tarde y han hecho un gran daño de todo tipo, relacional, económico, de productividad etc.

Recuerdo una vez en una familia una mujer joven y atractiva que muy rápidamente enamoró a uno de los jóvenes promesa y de éxito y en menos de 3 meses ya había hecho organizar el matrimonio para que luego de volver de la luna de miel hiciera enfrentar a todos los integrantes de la familia de tal manera que los separó y los dividió al punto que se pelearon por ella y no se volvieron a hablar, para terminar en menos de dos años de adueñarse de cuanta propiedad pudo pidiendo que se las traspasaran a ella y a sus familiares para luego volarse con otra víctima u hombre ingenuo y arrancar un nuevo episodio de “velociraptor” humano.

En una organización que conocí hace muchos años, se les entró un hombre de mediana edad profesional, que terminó haciendo cambiar hasta la gerente general para luego hacerse nombrar como líder de la organización y perpetuarse en ella. Cambió al 80% de la gente para hacer un daño del cual esa empresa nunca pudo recuperarse, porque fue bajando en resultados y categoría hasta el punto que la cerraron y allí salió el “velociraptor” humano porque ya no había forma de seguir abusando.

Hasta aquí con esos dos ejemplos, vemos que los “velociraptors” humanos son muy rápidos en venderse a los dueños o líderes más grandes de una organización o a personas influyentes de una sociedad o una familia y luego con el poder que les conceden terminan justificando la salida de la gente que les puede estorbar o los aíslan para seguir haciendo de las suyas. Como saben que más temprano que tarde lo van a descubrir, son veloces en su actuar, una vez han logrado entrar al grupo humano. Sin duda terminan descalificando al que les conviene y dando órdenes a todo el que les conviene manejar. Tienen la facilidad de enamorar ciegamente a los líderes en un corto espacio de tiempo y de allí en adelante acomodan todo a su gusto, a su manera y en su favor. Son muy hábiles en la creación de cuentos o historias creíbles a primera vista pero falsas cuando se profundiza en una investigación, generalmente y lamentablemente después que se van.

En una pequeña organización, un edificio que utilizaba 6 vigilantes , 2 por turno y sus reemplazos para cubrir descansos, ausencias, llegó un personaje que en menos de dos meses terminó encontrando un defecto para cada uno de sus compañeros y hábilmente se vendió como el que ayudaba a la administración a sacar a la luz los asuntos que estaban ocultos. El final de esa situación es terminó haciendo cambiar a todos los compañeros e hizo poner a sus amigos, luego hizo cambiar a la administración del edificio y de allí en adelante se perpetuo casi como si fuera el dueño del establecimiento, porque nada se hacía sin su aprobación, ni siquiera los dueños de los inmuebles del edificio podía hacer algo si no contaban con su autorización. Lo lograron sacar cuando se unieron varios vecinos propietarios y se quejaron ante la empresa de vigilancia con hechos y datos, pero ya el daño estaba hecho.  El edificio había venido descuidándose porque ese vigilante no conocía muchos temas exigentes del mantenimiento de las áreas y las máquinas y no dejaba hacer lo que correspondía para que no hubiera deterioro. El “velociraptor” salió antes de cumplir el primer año.

Los “velociraptors” humanos son sin duda rápidos , dañinos y peligrosos. Si no los detectamos pronto, como actúan velozmente, pueden hacer males irreparables o muy dolorosos. Se les acaba con un plan bien elaborado en una acción colectiva perfectamente orquestada y siempre sorpresiva para que no la detecten y como consecuencia de esa tarea, se dejen claras las evidencias de su actuar maligno para que los jefes y líderes a los que tienen convencidos a su favor, cambien el concepto y les retiren el respaldo de manera súbita.

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