Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

El mundo está en total deuda con la clase media, pues ha sido esta quien ha gestado gran parte del desarrollo político y económico del que gozamos hoy en día. En esta población han germinado ideas políticas diversas, algunas para bien y otras para mal, pero siempre enfocadas en el desarrollo y en la apuesta por un futuro mejor. También, ha gestado ideas revolucionarias que a la postre le han dado un giro a la historia universal, como lo fueron los movimientos feministas occidentales de mediados del siglo XX.

Para ilustrar este último punto, empecemos por recalcar que fueron las mujeres de clase media quienes en su inmensa mayoría lideraron estos movimientos alrededor del mundo. Sobre los años cincuenta y sesenta, estas mujeres levantaron sus voces para ser incluidas en el mercado laboral norteamericano y europeo, lo que representó un choque ideológico importante en su época. Los motivos no eran netamente económicos, pues muchas de estas mujeres, algunas casadas, contaban con ingresos básicos provenientes de sus parejas o familias. Hay que recordar que las mujeres de clase más humilde siempre han estado expuestas a trabajos de todo tipo para lograr su sustento económico. Así pues, estos movimientos fueron más ideológicos que de cualquier otra índole. Querían cabida en la política y el mercado. Querían que sus ideas fueran escuchadas y se les brindara igualdad.

Para esto tuvieron que desafiar a la lógica económica del momento. En muchas ocasiones, se les tildó de ingenuas, pues si las mujeres dedicadas a temas domésticos salían a trabajar, tendrían que conseguir empleados que se encargaran de las tareas del hogar y de los niños, lo que repercutía en muchas ocasiones en una disminución del ingreso disponible de las familias. Es decir, el ingreso resultante del trabajo de las mujeres no alcanzaba para cubrir los nuevos gastos en empleadas domésticas, niñeras y guarderías. Hecho que demuestra la simplicidad con que algunos analizaron los movimientos en aquel entonces.

Para romper estos esquemas, fue necesaria la lucha de mujeres de clase media: cultas, preparadas e intelectuales. Aquellas mujeres fueron las encargadas de liderar la revolución y generar eco en todo el mundo. Fueron ellas quienes plantaron los cimientos de una nueva conducta individual y social alrededor del globo. A ellas se les debe lo que conocemos hoy en día en muchos aspectos: sociales, en la ciencia, el arte y la cultura, por lo que es fácil sentirse en deuda.

Al respecto, Diana Uribe, en su libro Brújula para el mundo contemporáneo, expresó: “la década de los sesenta condensó las luchas por los derechos como ninguna otra época. Este fue un momento en el cual la generación nacida en el estado de bienestar y criada bajo estándares muy altos de vida material quiso hacer cumplir finalmente, en el seno de sus sociedades, las promesas de igualdad y libertad que habían originado el mundo moderno (…) Fue una época fundamental en nuestra historia reciente porque en varios países se planteó el debate por los derechos de las mujeres y de las minorías, de los afroamericanos, latinos, de las personas LGBTI».

De igual forma, muchas de las revoluciones alrededor del mundo se han dado en el seno de la clase media, lo que le ha valido el elogio de muchos historiadores y analistas, pues siguen siendo un grupo de presión de suma importancia y su comprensión es vital para entender el mundo contemporáneo.

¿A qué se denomina clase media en Colombia?

En medio de este contexto es interesante preguntarnos ¿cuál es la clase media en Colombia? A lo que quisiera tener una respuesta contundente, pero este término es sumamente difuso en la literatura y en la práctica. Se supone que es un término económico, que podría ser delimitado a partir de los ingresos de un individuo o familia, y que a partir de estos se pueden agrupar personas con ciertos rasgos comunes. Pese a ser esta una definición clara, muchos afirman que los tecnicismos han desdibujado todo lo que significa clase media más allá de los ingresos.

Así, siguiendo la primera línea, la económica, nos quedaremos con la definición del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), que establece que para que una persona sea denominada de clase media se requiere que sus ingresos personales estén entre los diez y los cincuenta dólares diarios. Es decir, entre $609.029 y $3.045.147 al mes, según valores de 2018 (última Gran Encuesta Integrada de Hogares).

No obstante, muchas personas que se autodenominan de clase media superan con creces estos límites. También llama la atención que el límite inferior esté por debajo del salario mínimo, pero eso será objeto de un análisis posterior. Pese a esto, nos centraremos únicamente en la definición otorgada por el DANE, para pensar un poco sobre lo que significa la clase media en Colombia y el porqué es tan importante en cuanto a la gestación de cambios sociales.

DANE

Para esto nos valdremos del análisis de la gráfica que publicó el exministro de hacienda, Mauricio Cárdenas en su cuenta de Twitter, el cuatro de febrero del presente año.

Lo primero es que representa el segundo grupo más numeroso dentro de la población colombiana, con un 30.8%, superado únicamente por la población vulnerable, cuya participación se establece en 39.8%. Por tal motivo, gran parte de las políticas públicas están pensadas para esta población. De esta forma, son en sí un grupo de presión muy importante para los gobernantes y legisladores. En estos dos grupos hay más del 70% de la población y posiblemente de los votos.

De igual forma, en tiempos de recesión, la carga impositiva necesaria para mantener el aparato estatal en funcionamiento termina recayendo sobre este grupo, dado que la población de clase alta es muy pequeña y esta a su vez maneja un lobby político de alto nivel, lo que le permite una posición ventajosa en muchas ocasiones.

Por último, a diferencia de las poblaciones con índices de ingresos inferiores, la clase media muestra una alta concentración en niveles educativos de carácter técnico, tecnológico y universitario; haciendo de esta un grupo social preparado y estructurado académicamente, con alto dominio de la tecnología y las fuentes de información.

Estas mismas características son las encontradas en las clases medias de Europa y Estados Unidos de mediados del siglo pasado, fecha en la cual los movimientos civiles nos llevaron a “repensar la división de los roles de mujeres y hombres, analizar nuestros comportamientos cotidianos y nuestros prejuicios, para así generar una conciencia y reemplazar los hábitos que continúan la discriminación» (Diana Uribe).

Por tanto, la clase media es sinónimo de personas preparadas en múltiples aspectos, educadas y hacendosas, difíciles de disuadir. Razón por la cual ha sido la base de la Revolución Francesa y de los movimientos de los chalecos amarillos, así como de levantamientos populares como La Primavera Árabe y la resistencia en Hong Kong, junto con los movimientos de protesta en Chile y en Asía, entre muchos otros que tienen cabida en el mundo contemporáneo.

 

@joseluisalayon

Compartir post