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En 2006 América Latina había dado un giro hacia la izquierda, más de la mitad de los latinoamericanos estaban representados bajo gobiernos de izquierda, desde Argentina, pasando por Chile, Brasil y Venezuela en el sur hasta Nicaragua en Centroamérica. Sólo un puñado de países daba continuidad a gobiernos de clara derecha, como Colombia, México y Perú. La situación había cambiado drásticamente en el continente, los malos gobiernos por parte de partidos tradicionales le habían abierto las puertas a nuevas ideas, conceptos que maduraron en una izquierda moderada como la brasilera en manos de Luiz Inácio Lula da Silva, o populista como la de Venezuela en manos de Hugo Chávez, y a una amplia gama intermedia en los demás países de la región.

Para aquel momento las ideas de los partidos populares llenaban el vacío de Estados cada vez más frágiles y sumidos en la corrupción y la desigualdad. Ideas sobre mayor inclusión e inversión social sustentaban una ideología política que se abría paso a través de las fronteras, y que terminaron con el surgimiento de organismos internacionales como el ALBA. Todo parecía encaminado a un cambio social de magnitudes inimaginables, y el auge económico vivido en la región por los fuertes precios internacionales de las materias primas, entre ellas el petróleo, daba el sustento financiero para esta quimera.

Pero hoy, 10 años más tarde, los gobiernos de izquierda han ido perdiendo el protagonismo intelectual que habían ganado entre los estudiantes y el apoyo de la población, dado que su utopía se fue desvaneciendo. Primero vino la caída de los precios de las materias primas, y con ello, muchos de los programas gestados hace una década se quedaron sin piso financiero. Luego, la corrupción, las malas políticas, el desempleo y el pobre crecimiento económico terminaron por minar lo que quedaba de aquella ideología de izquierda.

El pueblo de Argentina terminó su relación de muy mala manera con el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner y le abrió paso a un gobernante de derecha: Mauricio Macri. Por los lados de Chile, la situación de Michelle Bachelet se ha tornado tensa por los constantes escándalos en su gobierno. Venezuela ha ido de mal en peor con su economía al registrar una inflación cercana al 180%, según algunos analistas, y un decrecimiento de 2 dígitos en el 2005, sin contar con una difícil situación interna que tiene dividido a todo el país. Pero el golpe más fuerte que ha recibido la izquierda latinoamericana, sin lugar a dudas, ha sido el involucramiento de Lula en las investigaciones sobre corrupción en Brasil. Aquella izquierda moderada gestada en centros de pensamiento que tantos adeptos había ganado a través de todo el continente no parece distanciarse ahora tanto de aquellos gobiernos de derecha.

Y al igual que el surgimiento de la socialdemocracia en el siglo XX, el giro a la izquierda en América Latina tuvo una fuerte connotación económica y un levantamiento popular contra todo aquello que representaba los malos gobiernos de derecha, y el alto precio de las materias primas sostuvo una ideología muy costosa y a la postre mal administrada, y ahora que el ciclo de auge cae, salen a la luz verdades incomodas, como que la política a la larga es mucho más de lo mismo.

@joseluisalayon

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