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Estuvo en Colombia Nick Sherry, “gurú” de las pensiones, y contra la opinión de muchos  académicos y expertos colombianos él ve bien que el país tenga dos regímenes de pensiones (los dos pilares como los llamó). Dos cosas interesantes si dijo. Primero que debe separare la administración de las cesantías; segundo que las AFP deben invertir menos en deuda pública (TES) y más en infraestructura, bienes raíces y acciones. Todo lo demás expresado por Sherry ya se ha analizado en el país, llegando a las mismas conclusiones y recomendaciones: no debe haber subsidios para las pensiones altas, las AFP deben simplificar su operación y minimizar los costos de administración, evitar el riesgo moral, los pobres deben ir al sistema público, los pudientes al privado, etc.

 

La mayoría de personas no comprende del todo en que consiste el problema pensional Una explicación sucinta empieza por definir que es la pensión. Los economistas llamamos a la pensión de jubilación un bien preferente, es decir un bien que el Estado impone a los individuos por su propio bienestar. Pero a diferencia de lo que ocurre con otros bienes, una importante parte de los costos de que el individuo no “adquiera” el bien recae sobre otros y esto es precisamente el principal desajuste en el sistema pensional colombiano, en particular en el sistema público o régimen de prima media, distinto al régimen privado o de ahorro individual (muchos ignoran de hecho que hay dos regímenes).

 

Cualquiera sea el régimen, la pensión tiene como objetivo reemplazar solo parte de los ingresos perdidos como consecuencia del retiro de la vida laboral. El problema del régimen de prima media es que está basado en un sistema de reparto y su sostenibilidad depende de la razón entre el número de cotizantes y el de jubilados. Muchos jubilados hoy no ahorraron lo suficiente ayer y el costo recae sobre los cotizantes de hoy –los otros –, quienes en el futuro no tendrán los mismos beneficios.

 

Pero los problemas pensionales se han agravado porque la esperanza de vida aumentó, las tasas de desempleo e informalidad son altas (ésta última creciendo) y por la existencia de regímenes especiales que garantizan altas pensiones a funcionarios estatales. La viabilidad del régimen dependerá no solo del número de cotizantes y jubilados, sino también de la cuantía de las pensiones, de la cotización y de las semanas cotizadas. El régimen pensional sería relativamente sostenible si el crecimiento económico se tradujera en más empleos formales, pero sucede lo opuesto y cada generación debe aportar más para recibir menos, en consecuencia el Estado debe completar las pensiones con sus ingresos corrientes, ampliando un hueco pensional que hoy rondaría cerca del 7% del PIB.

 

Una reforma pensional de fondo inevitablemente debería apuntar a desacelerar el incremento anual de las pensiones, incrementar el porcentaje, semanas de cotización y edad de jubilación en el régimen público, acabar con los regímenes especiales e incentivar la transición a los fondos privados de pensiones. Hay que decirlo, a las AFP hay que fortalecerlas y monitorear su solidez financiera. Pero un régimen pensional para que sea sostenible y equitativo debe basarse en un principio inviolable: la pensión de las personas debe guardar cierto equilibrio con su contribución.

 

@jhbarrientos

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