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Uno de los aspectos más novedosos de la Guía de Buenas Prácticas de Gobierno Corporativo para Empresas Competitivas, Productivas y Perdurables presentada en el mes de noviembre de 2020 tiene relación con su primer capítulo (Sobre la Empresa: Principios para el Buen Gobierno) y la primera recomendación. En este sentido, y con una gran claridad, la Guía antes de entrar a definir estructuras, instancias, procesos, órganos o perfiles (la guía anterior comenzaba con el capítulo sobre control de gestión) señala que el primer punto que se debe determinar para la empresa es su propósito. Esto muestra un proceso de maduración de la cultura de gobierno corporativo en nuestro país en la medida que pone de primero aquello que se ha vuelto una buena práctica en el mundo empresarial y muestra independencia frente a otros sistemas y culturas que dan énfasis inicial a otros conceptos e ideas.

En efecto, establecer el propósito es un tema fundamental. Se trata de poder darle forma y contenido a aquello que define la empresa, que le da su razón de ser y que la identifica frente a los propietarios, los administradores y los grupos de interés que tienen relación con la actividad empresarial. En última instancia se trata de responder para quién y para qué ha sido creada la empresa. Ahora, es importante tener en cuenta que si bien se trata de preguntas y respuestas simples esto no significa que necesariamente sea una tarea sencilla. Muchas veces se considera que es un tema obvio y muchas sociedades no se toman el tiempo ni hacen el esfuerzo para definir lo que será su piedra angular y la base de todo su andamiaje y estructura y lo que definirá su interacción con el mundo.

En este contexto, es importante precisar que es completamente claro que el gobierno corporativo debe permitir a cada empresa, según su tamaño, naturaleza y madurez, contar con las personas, la institucionalidad, estructura y procesos apropiados para la dirección y administración de los negocios de la sociedad y su gestión de riesgos, lo cual requiere tiempo y dedicación, y es la columna vertebral del gobierno corporativo. No obstante lo anterior, es muy importante hacer un esfuerzo previo para definir el propósito de la empresa que va a permitir darle sentido, sustento y articulación a todo lo demás y de allí construir y definir con mayor claridad valores, metas, órganos, controles, procesos y aquellos otros aspectos que hacen parte de la buena gobernanza de la empresa.

Adicionalmente, el tener un norte definido permite concentrar los esfuerzos y seguir ese propósito con energía. Resulta más fácil tener un direccionamiento claro para las personas e instancias que conforman la empresa. Además, cuando hay problemas, crisis, incertidumbres, retos existe un punto en el horizonte que permite acomodarse de una mejor manera para hacer frente a ese tipo de situaciones. La empresa tendrá su propio ADN que moldeará sus componentes, elementos y forma de decisión. Entonces, la primera tarea del gobierno corporativo debe permitir a la empresa establecer su misión, visión y valores estratégicos, es decir, aquello que hace que la empresa sea esa empresa y no otra.

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