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Así como hemos esperado con gran expectativa volver a la normalidad en nuestro entorno personal para encontrarnos nuevamente con nuestras familias y amigos, de igual forma, las compañías han esperado que sus colaboradores vuelvan a las oficinas para darle vida a los espacios vacíos que fueron reemplazados por las salas virtuales desde los hogares, y algunos colaboradores también lo han deseado, cansados de trabajar desde casa lo cual se ha convertido en un desafío.

Diferentes circunstancias a través de la historia han marcado importantes cambios en el trabajo, entre ellos, los más recientes, la transformación digital y la crisis sanitaria, que, si bien han generado una resistencia al cambio, nos han traído aprendizajes muy positivos para evolucionar como sociedad.

Una de las preocupaciones que hoy ronda en la cabeza de empresarios y colaboradores, es cuál va a ser el futuro de la presencia física en el trabajo y las opciones se centran en tres posibilidades: volver a retomar la cotidianidad anterior a la crisis con presencia permanente en las oficinas, tener una figura combinada entre oficina y trabajo remoto, o estar al 100% en trabajo remoto.

Las opiniones están divididas pero lo cierto es que nunca podrá tenerse un único modelo. Cada sector empresarial es diferente y sus necesidades de operación también. Los trabajadores de empresas de manufactura tendrán que estar presentes, los guardias de seguridad, los talleres automotrices y algunos servicios como Data Centers, por mencionar solo algunos casos.

Otros sectores como el de BPO, tienen hoy, gracias a la tecnología y a la transformación digital, la oportunidad de trabajar remotamente pues la tendencia se orienta a una operación 100% digital, que no obstante, deja abierta la puerta para que las personas trabajen desde cualquier lugar, incluso desde las oficinas de los mismos clientes.

Por eso, la pregunta no debería ser si debemos o no volver a las oficinas, sino, qué opciones tiene cada individuo conforme a la empresa en que trabaja, cuyos directivos deberán establecer políticas internas al respecto y discutirlas con sus equipos.

El ejercicio no es fácil, pero es necesario definirlo pronto. Las organizaciones deben analizar, de acuerdo con sus condiciones, los diferentes modelos de trabajo para identificar el que mejor se ajuste a sus necesidades y expectativas frente al futuro del negocio, teniendo en cuenta el bienestar y la productividad de sus colaboradores.

El artículo It’s time for leader to get real about hybrid, publicado por McKinsey plantea que es imperativo que los líderes se enfoquen en reducir la desconexión que existe entre ellos y su equipo con respecto a cuál debería ser el espacio de trabajo. Los autores explican que, pese a que algunos empleados han manifestado su deseo de volver a la oficina pues trabajar por fuera de esta ha afectado su salud mental, otros afirman que  “descubrieron una conexión a su hogar y familia de maneras que los cambiaron”.

Una encuesta realizada por el Boston Consulting Group y The Network a 209.000 personas en 190 países reveló otros datos con respecto al tema. El estudio, denominado Decoding Global Ways of Working, indica que el 89% de los encuestados preferiría un empleo en el que puedan trabajar desde casa. Vale precisar que la mayor parte de ese porcentaje (el 64%) se inclina por un modelo híbrido: trabajar algunos días desde casa y el resto en la oficina.

Asimismo, los datos de ManpowerGroup, compañía experta en servicios y soluciones innovadoras de capital humano, en su informe 21 Tendencias del trabajo para el 2021, señalan que el 43% de los trabajadores cree que la crisis del coronavirus marca el final de pasar cada día en el trabajo.

Pese a que las cifras podrían indicarnos un camino, también pueden ser ajenas a las realidades de cada compañía, por lo que solo se podrá llegar a consensos sobre la modalidad de trabajo revisando el contexto particular de cada negocio y de qué manera podrían desempeñar los empleados su rol desde diferentes escenarios.

En este sentido, es esencial revisar factores como la interacción humana y el avance de la transformación digital. En primer lugar, independientemente del modelo que se escoja, se debe velar por garantizar que los colaboradores tengan espacios para construir relaciones interpersonales; no fue hace mucho que nos reuníamos en los pasillos de la empresa para conversar sobre nuestras vidas, discutir temas del trabajo, o simplemente tomar un café con los compañeros de la oficina. Esos momentos también construyen el equipo dentro de la organización y fortalecen la Cultura Corporativa y el sentido de pertenencia de los miembros.

En segundo lugar, la transformación digital ha permitido imaginarnos un mundo más conectado, en el que la presencialidad no siempre será necesaria, tanto, que ha posibilitado trabajar desde cualquier lugar. Sin embargo, corremos el riesgo de deshumanizar las relaciones al mediarlas completamente por la tecnología, por lo cual resulta crucial que su uso favorezca la unión e interacción de los colaboradores y no termine aislándolos a cada uno de ellos en su casa, ajenos a la realidad de sus compañeros, la organización y la sociedad misma.

La clave del éxito está en equilibrar las bondades de la tecnología con la naturaleza humana que exige el relacionamiento con los otros, esto pensando en el bienestar tanto físico como mental de las personas, así como en la salud y estabilidad de las organizaciones.

Encontrar un modelo y espacio de trabajo que concilien todos estos aspectos que he venido mencionando es la tarea pendiente. Mientras descubrimos qué pasará en el futuro, podemos aterrizar nuestra mirada en el presente y analizar si estamos listos para volver, qué alternativas nos brinda la tecnología, cómo podemos seguir construyendo espacios para compartir juntos y volver a encontrarnos de nuevo en los pasillos de la oficina y en todas partes.

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