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Escribía Camilo Silva recientemente en twitter que “En Colombia hace mucha falta y es urgente que los empresarios, los emprendedores, los CEO´s, y los altos ejecutivos de las compañías se hagan visibles en redes sociales y tengan presencia marcada copando espacios en medios para dar lineamientos de país, de futuro y de progreso”.

Estoy de acuerdo. Los líderes empresariales deberían ser más activos en generar opinión porque los opinadores profesionales que pontifican sobre lo divino y lo humano están copando esos espacios vacíos. Se ve a diario. Por diferentes razones, los líderes se han abstenido de opinar, tal vez por temor a exponerse públicamente a las críticas, falta de tiempo o preferencia a guardar un perfil bajo. No obstante, las redes están disponibles, y los medios de comunicación abiertos con columnas de opinión, entrevistas y blogs para que se expresen.

El país atraviesa por un momento difícil en el cual se está cuestionando la credibilidad de las instituciones y se están sembrando semillas de duda sobre el propósito de la empresa privada en la sociedad, lo cual hace necesario poner en perspectiva la realidad y para ello los líderes empresariales son clave.

Rich Lesser, Martin Reeves y Kevin Whitaker en un artículo en el sitio web Expansión, aseguran que “Los efectos externos negativos, como la crisis climática, son cada vez más visibles, la automatización está generando temor por el futuro del trabajo, la confianza en la tecnología está disminuyendo y las empresas más exitosas son cada vez más poderosas. Como resultado, el papel de las empresas en la sociedad está cuestionado, arriesgando la sostenibilidad del modelo actual de capitalismo corporativo”.

“Para continuar en el juego, las empresas deben ser parte de la solución. Los líderes deberán dominar el arte de la habilidad política, y definir de manera proactiva los problemas sociales fundamentales que afectarán cada vez más a las empresas. Y deberán centrarse en el Impacto Social Total de sus empresas, para asegurarse de que generen valor social y económico. Esto no solo puede aumentar el rendimiento financiero de una empresa a largo plazo, sino que también puede fortalecer el contrato social entre las empresas y la sociedad, asegurando que la relación sea capaz de perdurar en el tiempo”.

Los grandes temas nacionales deben ser abordados por los empresarios y por quienes manejan las compañías. Su experiencia y el conocimiento necesitan convertirse en un faro para la opinión pública que está ávida de entender temas que le son ajenos y que afectan el interés común.

Napoleón decía que un líder es un negociador de esperanzas. Si es así, debemos decir adiós al perfil bajo en momentos de confusión e incertidumbre. Ni la seguridad personal, ni el temor a la crítica o la necesidad de ser políticamente correctos, deben ser excusas para que el empresariado evite opinar y orientar al país.

Requiere de valor no dejarse amilanar por las descalificaciones que se hacen en redes sociales y otros medios cuando alguien piensa diferente, pero frente a los constantes cambios no es prudente dejar la interpretación de los hechos en manos de extraños.

Se espera que los líderes empresariales opinen de manera sistemática y los colombianos necesitan contrastar las posiciones con argumentos claros de personas preparadas y con experiencia. Y no solo a través de los medios tradicionales y digitales. También en escenarios abiertos o cerrados, con los empleados, la comunidad, los clientes, estudiantes, proveedores y todos los grupos de interés pues gracias a la tecnología, hoy es más fácil entrar en contacto en cualquier hora y lugar.

Quien no construye las percepciones, está condenado a ver cómo otros lo hacen, con efectos desconocidos para las compañías y la sociedad.

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