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En un mundo que está cambiando de manera acelerada, cada vez más interconectado y en donde la tecnología rige nuestras vidas, hay un segmento de la población que está preparado para tomar sus riendas y dirigirlo: los centennials o generación Z, quienes constituyen ahora mismo el 30% de la población del mundo. La generación de quienes nacieron entre 1996 y 2010, no solo conformará la fuerza laboral de las próximas décadas, sino que serán los líderes del mañana y los tomadores de decisiones del futuro, sus principales motivaciones son alcanzar la equidad de género en las organizaciones, flexibilidad laboral y demás beneficios que favorezcan a su crecimiento personal y profesional.

Uno de los problemas que más inquita a esta generación son las barreras que desincentivan la participación de la mujer en el mercado laboral científico. El último informe de la ciencia de la UNESCO, evidencia que, menos del 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres y que aún representan solo el 28% de los graduados en ingeniería y el 40% de los graduados en ciencias de la computación e informática. Lo anterior, demuestra la necesidad de que las empresas opten por crear y fomentar practicas internas que apoyen el crecimiento profesional de las mujeres dentro del campo laboral, rompiendo con las tradicionales brechas de género.

Jesús Londoño, de 28 años de edad, consultor de proyectos para Latinoamérica pacífico de BASF, comenta que ahora las personas buscan realizar labores que tengan un impacto directo a la sociedad y no interfiera con la vida personal, junto con la flexibilidad. Contar con la tranquilidad de estar en una organización que brinde oportunidades de crecimiento, se preocupe por el bienestar de sus colaboradores, va mucho más allá de un reconocimiento monetario; hoy en día los discursos de muchas organizaciones van más enfocados a lograr una imagen externa y no es coherente con las accione internas. Jesús, afirma que hoy siente la tranquilidad de estar en una empresa dónde el bienestar de las personas cobra un papel importante para lograr construir la organización que la sociedad necesita.

Por su parte, Harley García, de 37 años de edad, ingeniera agrónoma de la provincia de El Oro en Ecuador, destaca que en los primeros años de su vida profesional, las empresas multinacionales no contaban con mujeres en los equipos de trabajo de campo, proyectándose como la primera mujer agrónoma en la industria de BASF en el país y, convirtiéndose en ejemplo para que otras empresas empiecen a tomar en cuenta a las mujeres en las acciones que hasta el momento solo habían sido pensadas para los hombres.

Otro de los puntos que más llama la atención a esta generación, es contar con una estabilidad en el ámbito laboral y personal, con planes estructurados, bajo reglas claras, que consideren no solo los conocimientos y experiencias, sino también los intereses personales, talentos y pasiones. Estos planes de desarrollo deben estar abiertos a movimientos horizontales hacia nuevas áreas de especialidad, nuevos segmentos del negocio e incluso nuevos países, que por un lado, enriquecen la experiencia profesional y cultural del colaborador, y por el otro, contribuyen a la formación de equipos diversos en conocimientos y culturas dentro de la empresa.

Frente a la rotación laboral, debido a las características que busca esta generación en las organizaciones, los centennials duran un promedio de 8 meses en sus puestos laborales. En BASF, superamos los 8 años promedio de permanencia en la compañía, contando con un 44% de esta generación.

Ofrecer un espacio multicultural y diverso con personas de todos los géneros, edades, profesiones y capacidades, va más allá del cumplimiento de cuotas; debe ser parte de la cultura de la organización, permeando cada una de las áreas de la empresa. Por ejemplo,  además de contar con beneficios cada vez más generalizados como el  home office, horarios flexibles, actividades recreativas y de integración; hemos comprendido que los beneficios son valorados de forma diferente por cada persona, por eso implementamos  “beneficios a la carta” donde se le asigna a cada colaborador un número de créditos por año que pueden ser aprovechados en  medicina prepagada, educación personal o familiar, tecnología, viajes y hasta paquetes turísticos o implementos deportivos, según sus preferencias personales.

No solo se trata de implementar incentivos para retener a nuestros trabajadores jóvenes, sino generar ambientes de trabajo agradables e inspiradores para todos. Una cultura de diversidad e inclusión es la clave para mantener empresas exitosas, que se conforman por empleados felices, con grandes desafíos y comprometidos.

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