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Actualmente, en Colombia se producen 12 millones de toneladas de basura al año, según la Superintendencia de Servicios Públicos, y solo se recicla cerca del 16 %. Por ello, el concepto de Economía Circular se trae a la actualidad para renovar el compromiso de las empresas, gobierno y población, hacia el cuidado del entorno, invitado a la reducción del consumo de recursos naturales y, así, contribuir a combatir la emergencia climática-ambiental, ofreciendo grandes oportunidades para la innovación, incrementando la competitividad y favoreciendo la generación de empleo.

Bajo este panorama nacen iniciativas como el hub Círculos, un espacio que busca trabajar en torno a soluciones, a través de la química, que ayuden a generar un equilibrio entre la producción masiva que tienen las empresas, y el uso que se le da a estos objetos después de la culminación de su vida útil.

Por medio de la convocatoria de diversos actores de la cadena de valor química, Círculos facilitara comprensión de la Economía Circular con el desarrollo de habilidades y la colaboración en torno a un modelo de circularidad que inicia desde el diseño, hasta la recuperación y transformación de material reciclado

Gracias a este tipo de iniciativas, se promueve la concientización de la protección del medio ambiente, por medio de la generación y la colaboración para el desarrollo de modelos de negocio disruptivos, utilizando el conocimiento y la articulación de las Industrias hacia la Economía Circular.

Teniendo en cuenta lo anterior, surge la pregunta: ¿qué se necesita para para la transición a un modelo de Economía Circular? La transición a un modelo circular exige cambios no sólo en la estructura actual de producción a cargo de las empresas, sino también en el marco regulatorio ambiental y en los hábitos de consumo, en el que el usuario deja de ser el último eslabón de la cadena de producción y pase a ser un elemento central, cooperando en la recuperación de materiales, que pueden ser reciclados o reusados en futuros ciclos de producción.

La sensibilización sobre el poder de los consumidores y la concientización de su rol es determinante para la aceleración de este proceso. En este sentido, los gobiernos y el sector empresarial tenemos la gran oportunidad de lograr un cambio de mentalidad en las personas en función de que minimicen la generación de residuos, inviertan esfuerzos en extender la vida útil de los bienes con actividades de co-creación o comprar productos reciclados o remanufacturados para favorecer modelos basados en el acceso, más que en la propiedad.

En empresas como BASF, la sostenibilidad y la competitividad cuentan con propósitos claros con el fin de lograr la transformación hacia la neutralidad de carbono. Por ejemplo, para 2030, el objetivo es duplicar las ventas generadas con soluciones para la economía circular a € 17 mil millones, concentrando esfuerzos en tres áreas de acción: materias primas circulares, nuevos ciclos de materiales y nuevos modelos comerciales.

Sin duda, tener la firme convicción de ser sostenibles, rentables y competitivos, sí es posible. La economía circular debe seguir siendo una apuesta prioritaria del sector empresarial, con miras hacia un mayor crecimiento en términos económicos y sociales, pero también hacia el logro de un impacto ambiental realmente positivo que beneficie a todos los actores de la cadena y en general a la sociedad.

¿Quieres saber más sobre cómo creamos química para un futuro sostenible? Escúchanos en nuestro Podcast Cuestión de Química, disponible en Spotify, Apple Podcast y Deezer o escríbenos a comunicaciones-bcn@basf.com

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