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Los más capitalistas, los que abogan por la competencia, por el libre comercio, por la no intervención del estado en los mercados de bienes y servicios… Estos mismos son los que ahora están dándole mil vueltas a ver si firman un llamado Tratado de Libre Comercio con una economía insignificante para ellos como la nuestra.

Seamos realistas, así todas nuestras exportaciones terminaran en EEUU, no causaríamos un impacto significativo en su economía y nuestro mercado en realidad tampoco es una gran oportunidad para ellos. ¿Por qué le ven tanto problema? La explicación que encuentro, además de la clara ficha política, es su extremo proteccionismo.

 Detrás de la imagen que proyectan al mundo, hay en realidad una nación que protege su industria con restricciones al comercio y con enormes subsidios a industrias específicas. Pero eso sí, los organismos multilaterales que ellos lideran vienen a nuestros países a recomendarnos que desmontemos los subsidios y adoptemos el libre comercio cuando nuestras economías son mucho más imperfectas que las suyas y en general que la de aquellos países desarrollados.

Hay además otro punto importante, y es que el TLC claramente los beneficiaría más a ellos que a nosotros, porque ellos han puesto las reglas. El manejo de las patentes y la resolución de conflictos, entre otros, los beneficia mucho más a ellos que a nosotros. No tenemos una posición fuerte para negociar contra EEUU.

Un TLC de verdad contemplaría el Libre Comercio, pero en este caso, la libertad del comercio está sólo en el nombre del tratado ya que hay una gran cantidad de restricciones al comercio. El libre comercio, además, debe ir acompañado de movilidad de los factores de producción, para que las economías realmente se puedan ajustar a los cambios, pero esto claramente no se da, ni se va a dar.

Las propuestas como la de Joseph Stiglitz y Andrew Charlton de cambiar el orden mundial y crear un sistema de libre comercio enfocado en el desarrollo económico y social de las economías pobres me producen resignación.

Esa resignación nace porque hacen estos dos economistas un planteamiento donde las economías grandes deben abrirse a las medianas, y las medianas a las pequeñas, sin ser relaciones recíprocas. Así a las economías crecen su mercado 300 veces y a su vez permiten la entrada a otras más pequeñas y pobres. A pesar de lo buena que sea la propuesta, si a EEUU y en general a los países desarrollados no están dispuestos, todas las propuestas quedarán consignadas en hermosos libros y discursos.

Hace unos días en las conferencias State of the Planet o ¿Estado del planeta¿ habló Asha-Rose Migiro del mismo tema, y aunque su posición de directiva de las Naciones Unidas aparentemente le daría poder para influir en el cambio del orden mundial, es difícil creer que lo vaya a lograr. Ni ella, ni el Nóbel Stiglitz creo que lo logren, así se unan con mil personas más.

Según un estudio de Francois, van Meilj y Tongeren, las economías en desarrollo se benefician mucho más del libre comercio con otros países en desarrollo que con el mundo desarrollado.

Colombia debería dedicarse a fortalecer sus relaciones con la región y por qué no, Asia y África donde puede haber mejores oportunidades. Por lo pronto, aprovechar los beneficios del APTDEA y si se cae el TLC, esperemos que en la próxima negociación le vaya mejor a Colombia. Ojalá no fuera solo , sino con varios, pues como dicen: la unión hace la fuerza.

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