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A pesar de la coyuntura económica mundial, Colombia ha demostrado resistencia a los choques externos en los últimos años, con un desempeño económico superior al de la región, en parte gracias a unas responsables políticas monetarias llevadas a cabo por parte del Banco de la República. La entrada de capital al país ha aumentado drásticamente, principalmente por la explotación de recursos naturales y los tratados comerciales con otros países. Adicionalmente, el país ha demostrado estabilidad política y monetaria, lo que ha generado escenarios de inversión apetecidos por entidades e inversionistas internacionales. Los altos movimientos de capital, sin embargo, pueden tener efectos adversos en la economía interna, por lo cual es necesario mantener una política monetaria responsable que ejerza control sobre estos fenómenos.

 

Pero, ¿por qué razón pueden no ser deseables altas entradas de capital al país? La llegada de inversión, en teoría, debe generar riqueza para el país y aumentar el crecimiento de la economía. Esto sucede en el corto plazo, pero si no existen políticas que regulen estas operaciones, no se verá un efecto positivo en el largo plazo. Un aumento significativo en los ingresos del país puede impactar negativamente factores como la balanza comercial, el empleo, el comportamiento de la tasa de cambio y el desarrollo económico general del país.

 

Es evidente el comportamiento positivo en la economía colombiana en los últimos años. Según el Banco de la República (2013), el producto interno bruto de Colombia creció 4% en 2010, 5.91% en 2011 y se pronostica una cifra entre 3,3% y 3,9% para el 2012. Reportes del Banco Mundial (2013) indican que Colombia creció un total de 3.5% en 2012, cifra que se encuentra por encima del promedio de América Latina—3.1%—, y muestra un buen desempeño teniendo en cuenta la coyuntura económica a nivel mundial, con la recesión en Europa y la desaceleración de las economías de Estados Unidos y China. La inflación total se ha mantenido dentro de los límites establecidos—2.44% en 2012— y la tasa de intervención de política monetaria del emisor ha venido disminuyendo desde 2012—Enero en 5.00%, sube a 5.25% hasta julio y comienza a disminuir hasta 4.00% en enero de 2013—(Banco de la República, 2013). Las políticas monetarias ejecutadas han logrado, en parte, controlar la cantidad de dinero que circula en la economía y han mantenido unos indicadores saludables para el país.

 

Sin embargo, existen otros factores que dan indicios de posibles problemas que se están presentando y deben ser considerados cuidadosamente. La inversión extranjera directa ha aumentado de manera vertiginosa en los últimos dos años—6,739 millones de dólares en 2010 a 13,605 millones de dólares en 2011— (Banco de la República, 2013) y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo pronostica una cifra que asciende hasta los 15,500 millones de dólares para 2012 (Portafolio, 2013). Lo interesante en estas cifras es la discriminación por sector económico y cómo ésta ha variado recientemente. La mayoría de los flujos de inversión extranjera directa están destinados a minería e hidrocarburos—76% en 2009, 66% en 2010 y 58% en 2011— (Banco de la República, 2013) y si bien los porcentajes han disminuido un poco en los últimos tres años, la cifra total ha aumentado y en términos reales el incremento es enorme. Por ejemplo, en 2010 entraron 4,536 millones de dólares destinados a este sector; esta cifra aumentó a 7,704 millones de dólares en 2011—un incremento cercano al 70%— y en los tres trimestres de 2012 esta cifra corresponde al 54% del total del año—6,375 millones de dólares—(Banco de la República, 2013), cifra que aumentará muy por encima del dato del año pasado, incrementando su peso sobre el resultado consolidado.

 

¿Cuál es el efecto de estos flujos en la economía del país? Como se mencionó anteriormente, los efectos en el corto plazo son positivos, mostrando incrementos considerables en el producto interno bruto para el 2011. Pero los efectos de éste súbito aumento en la inversión extranjera directa comienza a generar problemas en el mediano plazo para la economía del país, y puede hacerlo en el largo plazo si no se identifican y toman medidas para solucionarlo. El comportamiento del peso colombiano está sufriendo una revaluación que está afectando la balanza comercial y limitando la competitividad de las exportaciones del país. La tasa representativa del mercado del peso colombiano frente al dólar ha venido disminuyendo desde hace aproximadamente 5 años—$2.243 pesos por dólar en 2008, paulatinamente descendiendo hasta $1.967 a finales de 2011 y cayendo de manera vertiginosa hasta llegar a $1.768 en enero de 2013—(Banco de la República, 2013) lo que implica una revaluación de la moneda local de aproximadamente 21%. Esto significa que el país es 21% menos competitivo actualmente que hace 5 años. Esta revaluación afecta las exportaciones del país, pues al recibir los pagos en dólares, los exportadores perciben menos ingresos, reduciendo su margen operacional y dificultándoles competir en el mercado internacional.

 

Además de que la competitividad de todos los sectores de la economía diferentes a la minería e hidrocarburos sufren, se está afectando el empleo en el país. La minería e hidrocarburos generan apenas el 1% del empleo total, mientras que la industria crea el 13% y la agricultura el 17%. (Portafolio, 2012) Teniendo en cuenta estos datos, es alarmante identificar que dentro de la composición total del producto interno bruto en el tercer trimestre del 2012, sectores como la industria (-5.80%), la construcción (-31.15%) y los establecimientos financieros (-2.08%) muestran considerables contracciones con respecto al año anterior para el mismo periodo. (DANE, 2012) Las principales exportaciones se están sectorizando, es decir que el sector petrolero ve incrementos a cuestas de disminuciones en los demás sectores. Las exportaciones de café han disminuido 487 millones de dólares entre los primeros tres trimestres de 2011 y 2012—equivalente a una disminución del 23.2%— mientras el sector de petróleo y derivados aumenta un 12.3% para el mismo periodo. (DANE, 2012) La balanza comercial se contrae, con importaciones equivalentes a 51.496 millones de dólares entre enero y noviembre de 2012 y exportaciones por 54.690 millones de dólares, lo que implica un superávit comercial de aproximadamente 3.194 millones de dólares—una contracción del 17% para la misma franja de tiempo en el 2011—. (DANE, 2012) Para ponerlo en perspectiva y empalmarlo con el análisis presentado, vemos un aumento inmediato en el superávit de la balanza comercial pasando de 2010 a 2011—1.468 millones de dólares a 4.955 millones de dólares, respectivamente— correspondiente a los aumentos súbitos en la inversión extranjera directa. (DANE, 2012)

 

Todo lo anterior hace referencia a lo que se conoce en la literatura de economía como la enfermedad holandesa, o en términos más técnicos como especialización económica. Se refiere a una distorsión en la economía, donde se especializa tanto en un solo sector, que los demás sufren en términos reales. Para el caso específico de Colombia, se ha visto un vertiginoso ingreso en minería e hidrocarburos, generando efectos positivos en el corto plazo pero afectando la economía en general en el mediano y el largo plazo. Se comienzan a hacer evidentes los síntomas: contracción del crecimiento del Producto Interno Bruto, revaluación del peso colombiano frente al dólar, contracción de sectores económicos generadores de empleo, disminución en exportaciones de bienes tradicionales, reducción en competitividad de exportadores y contracción de la balanza comercial.

 

El gobierno ha implementado medidas para contrarrestar estos efectos, pero deben ser más agresivos en sus intervenciones para detener los efectos negativos de la revaluación del peso en la coyuntura actual. Sus políticas de compra diaria de dólares busca estabilizar la tasa de cambio, junto con la emisión títulos de deuda pública doméstica para incentivar el endeudamiento interno y desacelerar la revaluación del peso colombiano. De acuerdo con el gerente del Banco de la República, la apreciación del peso no se controla únicamente con medidas monetarias o cambiarias, sino que es necesario generar soluciones de mediano y largo plazo que aumenten el ahorro, mejoren la productividad y agreguen valor. De manera paralela, deben idearse medidas, políticas y subsidios que permitan a los sectores afectados recuperar su competitividad en el mercado internacional, generar empleo y estabilidad monetaria en el mediano y largo plazo para la economía colombiana.
 

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