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La influencia de los medios de comunicación en la transformación y formación de la cultura es determinante. No es de extrañar que el comportamiento de las personas en las regiones y los países dependa, en buena parte, de las actividades comunicativas que desarrollan los medios escritos y audiovisuales en las comunidades que impactan.

La manera de pensar y de actuar de las personas ya no depende exclusivamente de lo que les enseñaron en la escuela o en la familia. Ahora está determinada por la influencia de los medios de comunicación que se han convertido en emporios de acumulación de capital; por su capacidad de interactuar con un público que los demanda por la morbosidad que estos satisfacen con las entregas de dosis, muy bien administradas, de porno, violencia, tráfico de personas y sustancias que los tele-audientes demandan y que les son abastecidas vorazmente por los propietarios de los medios que, ajenos al mal que causan con este tráfico de información perversa, contribuyen a degradar la sociedad, con tal de satisfacer sus ansias de dinero.

Es impresionante ver cómo las producciones de novelas y noticias de las cadenas más importante de televisión de Colombia están saturadas de narco tráfico; mujeres exuberantes que parecen bultos de silicona con patas, con mentes tan deformadas como sus cuerpos, haciendo derroche de su dinero mal habido que proviene de sus compañeros. Generalmente narcos violentos, sin ley que los doblegue, que se muestran como héroes en las producciones de canales y programadoras que suelen ser de los llamados “cacaos colombianos”. Propietarios de grandes grupos empresariales dispuestos a vender su conciencia al mejor postor, en medio de los mercados corrompidos por las influencias que estos “empresarios” han provocado.

Nos aterra ver cómo ciudades muy importantes en Colombia se han vuelto centros de prostitución y narco tráfico, demandados por turistas internacionales depravados que provienen de todas partes del mundo. Nos rasgamos las vestiduras, aterrados, y nos preguntamos ¿cómo es que esto esté pasando?

Pues no podemos esperar nada distinto, si los medios y la cultura que estos “cacaos” han promovido de Colombia es el resultado de la irresponsabilidad y falta de coherencia de los propietarios de tales medios que trafican con ellos para saciar la morbosidad de un público deformado, ávido de la droga audiovisual que estos traficantes le suministran.

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