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En su libro ‘21 Lecciones para el siglo XXI’, Yuval Noah Harari plantea dos grandes problemas que como humanidad debemos enfrentar: la disrupción tecnológica y el cambio climático. Estas problemáticas que plantea Harari son muy complejas, difíciles de solucionar con artículos, papers, leyes u otras metodologías técnicas, académicas o científicas que desarrollemos. Es por esta razón, como él mismo lo plantea, que la capacidad de trabajo conjunto y armónico que tenemos los seres humanos, seguramente se pondrá a prueba con este tipo de situaciones que supongan un riesgo para nuestra supervivencia como especie.

Desde mis inicios como perito informático y director de laboratorios de informática forense, una de las motivaciones que me llevaron a aprender este tipo de ciencias tecnológicas, fue el hecho de saber que era posible que desde la ingeniería de sistemas se pudiera hacer una sociedad mejor. Fue así como desarrollando este tipo de actividades, empecé a notar que la tecnología era una herramienta fundamental para combatir las conductas que estuvieran en contra de la ley. Estas incluyen conductas corruptas que afectan a la sociedad en general y al planeta.

Justo después de comprender lo planteado por Harari al inicio de este artículo y entender la importancia del rol que debe tener la tecnología para acabar con la corrupción —que nos pone en riesgo como humanidad—, identifiqué que uno de los aspectos en los cuales la tecnología puede hacerle frente a un problema así, es la investigación digital, que está en sincronía con la vigilancia y el control medioambiental del Estado, de las propias empresas y de los individuos en una sociedad.

Lo primero que quiero presentar es la relación que existe entre el cambio climático y la corrupción. Nuestro planeta se ve afectado por conductas que como sociedad permitimos, esto sucede debido a las acciones que ciertos sectores realizan y cuyas consecuencias afectan a la Tierra. En este punto, quisiera dejar claro que la corrupción no es la única razón para que sucedan fenómenos como el cambio climático, sino que es uno de los factores a tener en cuenta en ese complejo problema que tenemos como humanidad.

Para los amantes de la tecnología, y en particular de la investigación digital, existe la posibilidad de conectar esta labor con los duros desafíos que nos trae el cambio climático y la sostenibilidad de nuestro planeta.

Las conductas corruptas, carentes de ética y sin el cumplimiento objetivo y subjetivo de las normas, traen consigo la materialización de amenazas que afectan nuestro medio ambiente. Estas prácticas perversas están en la sociedad y en los individuos que la componen. Hay muchos ejemplos de lo que planteo, pero uno de ellos puede ser la entrega de licencias ambientales sin tener todos los requisitos necesarios o la aceptación de sobornos para su rápida aprobación. Es así como podemos ver un acto de corrupción que claramente afectará a nuestro planeta. Mi intención no es brindar definiciones simplistas a un problema que, por sí mismo, es mucho más complejo, lo que pretendo es plantear una relación entre la corrupción y su repercusión en la sostenibilidad de la Tierra, en particular de cara al cambio climático, teniendo en cuenta que hay muchos más factores donde la corrupción afecta directamente al medio ambiente.

Ahora bien, con lo ya planteado, nos queda identificar los factores tecnológicos que nos pueden ayudar a hacer frente a esa corrupción que puede derivar en una afectación ambiental, uno de ellos es la investigación digital. Esta metodología no solo debe ser aplicada por las entidades que ejerzan vigilancia y control en materia ambiental, sino en las compañías que, por sí mismas, pretendan demostrar responsabilidad con la sostenibilidad del planeta. Esto último tiene un alto componente ético que obliga a los individuos que hacen parte de una organización a aplicar medidas de cumplimiento que favorezcan al medio ambiente, después de esto, es importante que sea el Estado quien vigile y controle estas prácticas en las organizaciones y las personas que lo componen.

La investigación digital es una herramienta más con la que se pueden identificar prácticas por fuera de la ley y la ética. Estas averiguaciones pueden ser del alcance de una organización o de un Estado, pero sin duda se presentan como una importante solución preventiva y disuasiva de cara a fortalecer el respeto y la responsabilidad en la sostenibilidad del planeta.

En la práctica podemos encontrar la investigación digital aplicada en procesos legales, como el descubrimiento digital (electronic discovery o ediscovery), que puede servir para que las organizaciones se autoverifiquen y que los Estados tengan una capacidad investigativa mayor.

Hace algunos años en mi formación como ingeniero de sistemas estudié un concepto muy interesante planteado por el biólogo Humberto Maturana: la autopoiesis. Corresponde a la capacidad que tienen los sistemas para mantenerse en determinado medio. Si entendemos que la corrupción es una amenaza que puede afectar a un sistema organizacional, podemos asociar la investigación digital como una herramienta para hacer que se genere autopoiesis en las organizaciones y en los Estados, vistos como un sistema.

Queda mucha tela que cortar en estos temas. Sin duda alguna, pretendo que con esta primera aproximación quede en la cabeza de muchos amantes de la tecnología, y en particular de la investigación digital, la posibilidad de conectar esta labor con los duros desafíos que nos trae el cambio climático y la sostenibilidad de nuestro planeta.

Bayron Prieto
Docente del Diplomado en Ciberseguridad y Compliance
Universidad Ean

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