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Soledad, alienación, polarización y caos son algunas de las sensaciones que experimentamos en la era de mayor conectividad que ha vivido la humanidad, o por lo menos, es lo que los expertos y profesionales de la salud reportan con gran preocupación.

Existen datos, que en realidad son alarmantes, sobre el incremento de suicidios y de ataques personales que están directamente relacionados con el ciberespacio y sus populares redes sociales. Adolescentes y adultos con problemas de ansiedad, depresión, síntomas de adicción y abstinencia, que consumen nada más que contenidos en sus redes favoritas.

De los 7600 millones de personas que tiene el planeta Tierra el 50 % supera los 13 años, y 2449 millones tienen cuenta en Facebook; 2000 millones en YouTube, y 1600 millones en WhatsApp, solo por nombrar tres de las redes sociales más usadas en el mundo. Este es el fenómeno de conectividad más fuerte que ha vivido la humanidad en toda su historia.

¿Cuál es la relación de las redes sociales con las nuevas enfermedades de la sociedad del siglo XXI? El documental El dilema de las redes sociales, dirigido por Jeff Orlowski, hace una crítica sobre los problemas sociales que ha desencadenado la inteligencia artificial, que se maneja en las secuencias de estas redes, en las vidas de quienes las consumimos.

Si nuestros abuelos pudieran opinar sobre las redes sociales y hacer un comparativo con los medios masivos de comunicación que los sucedieron (TV, radio, prensa escrita), dirían que quizás vivimos la misma preocupación que ellos tuvieron cuando pasábamos muchas horas frente al televisor o escuchando música, dejando que los comerciales del momento moldearan nuestras mentes a su antojo.

Las redes sociales ha creado una burbuja social, ha cambiado las reglas sociales como las conocíamos y ahora es más importante un like en una publicación, que una llamada o una reunión para saber cómo estamos.

La comparación no es posible, pues estos medios tradicionales fueron controlados en su nacimiento y crecimiento, por la normatividad que protegió a las nuevas generaciones de posibles impactos negativos en la formación de su personalidad. Ahora, con las redes sociales existe una carencia de normatividad y regulación, esto ha llevado a que el despropósito social sea cada vez más grande e incontrolable.

La falta de control se justifica en el crecimiento exponencial de la tecnología, donde claramente las redes sociales están inmersas. No obstante, en estas redes aún no están definidas las reglas para el manejo de contenidos que procuren no afectar la mente humana, particularmente, en los adolescentes que se están formando en medio de la revolución tecnológica y la democratización de la información. Además, esta carencia existente en la regulación ha permitido que vivamos en la época de mayor desinformación por la explosión de contenido, donde están las populares noticias falsas.

La consolidación de las redes sociales ha creado una burbuja social, ha cambiado las reglas sociales como las conocíamos y ahora es más importante un like en una publicación, que una llamada o una reunión para saber cómo estamos. Se ha sobredimensionado el concepto de felicidad y al mismo tiempo se ha banalizado, ya que la aceptación manifiesta en las redes sociales consolida una falsa felicidad.

No en vano un país como Australia, desde el año 2019, ha tomado medidas para sobrellevar este fenómeno social, por eso, prohíbe que se publique el número de likes que recibe una publicación, esto con el fin de evitar que los usuarios de Facebook caigan en depresiones y tomen decisiones que atenten contra su integridad física.

Se puede decir que con las redes sociales se atropelló la voluntad particular y, de manera consecuente, se socavó la voluntad colectiva. ¿Cómo dar marcha atrás a todo un movimiento si ni sus mismos creadores saben cómo hacerlo? Orlowski recomienda sobreponer la voluntad frente al consumo de contenidos, cuando esta voluntad ya se ha minado con la saturación de contenidos que no permite desarrollar un pensamiento independiente frente a un propósito comercial.

¡Estamos atrapados! ¿Cómo cambiar algo que en definitiva nos supera?, ¿cómo volver al mundo que conocíamos en donde las habilidades sociales eran la clave del éxito?, y principalmente, ¿cómo escapar de la matriz si estamos atrapados en ella?

Jazmin Galvis Ardila
Directora de la Maestría en Comunicación Estratégica
Universidad Ean

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