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Nos comunicamos con los demás a diario, pero ¿por qué a veces nos quedamos con la sensación de  que no nos entendieron? o que la comunicación con la otra persona no fue tan clara, o quizás tu no entendiste lo que te querían decir, o solo te quedas con tu versión sin conocer los argumentos del otro, o el contexto de las cosas.  También suele suceder que ajustaste los hechos a tu observador e hiciste tu propia interpretación.   Lo cierto es que los malos hábitos y la falta de fortalecer el músculo de la inteligencia emocional, y la incipiente motivación personal para mejorar la interacción con los demás, podría interponerse entre tu y las mejores relaciones posibles con tus amigos, familiares, compañeros, colegas, y clientes entre otros.  Te presento 8 claves de ‘oro’ para que practiques la comunicación eficaz.

Toma en cuenta tu estado emocional: Antes de abrir la boca , considera que tu estado emocional puede afectar la calidad de una conversación, por ejemplo si estas tenso tus funciones ejecutivas se verán disminuidas de manera temporal y tu discernimiento se reducirá porque tu capacidad de escuchar lo que se dice se vera menoscabado.

Para ponerle atención:  si necesitas conversar sobre un tema espinoso o conflictivo es importante que tomes aire, respires y esperes hasta sosegarte.  Si una discusión se acalora podrías hacer una pausa, puedes decir que necesitas unos minutos, pero asegúrale a la otra persona que retomarás la conversación a una hora determinada, para que no pienses que la estas evitando.

Si no tienes tiempo, de pedir esos minutos porque el tono de la conversación se ha subido, entonces, sal al balcón, ahí parado donde estés, y toma aíre, oxigena tu cerebro, para que no te dejes enganchar emocionalmente por las reacciones del otro.  Si te pones dime que yo te diré, pierdes el año. La comunicación tiene que ver contigo mismo y con los demás.

Acude a la calma y no te lo tomes personal, piensa que la reacción de la otra persona, obedece a sus creencias, experiencias, mapa mental y la forma cómo  percibe el mundo.  No te dejes llevar por el ego.  Toma esa situación como un aprendizaje y si sigue en un estado de acaloramiento, toma tiempo fuera.    Es decir, si necesitas darle la razón, otórgala con la claridad que tu prefieres ser feliz.

Escucha activa:

Si la gente siente que le prestas atención tenderá a hacer el favor. Te tendrá en un buen concepto y tomará en cuenta tus argumentos. Suena fácil, pero escuchar de verdad exige un esfuerzo.

“Concéntrate enfócate por completo en tu interlocutor está diciendo tanto física como verbalmente si divagas, retoma el hilo en cuenta te des cuenta, ante todo no supongas a donde quieres llegar el otro: tienes que estar dispuesto a dejarte sorprender”. 

Demuestra que estas escuchando.  Esto lo logras, con el contacto visual al asentir, intercalar, palabras que expresen que están escuchando como claro, es entendible, parafrasear lo que el otro te esta diciendo.

  1. Piensa como un negociador: a menudo la gente entabla discusiones de gran calado tras practicar hasta el cansancio para imponer su punto de vista.  No entres pensando que hay una sola solución y que sabes cuál es.   Piensa en que puedes lograrlo en un esfuerzo conjunto para resolver el problema y pensar en los resultados que realmente interesan sin dejar de mantener una mente abierta.  Por ejemplo, las hojas de los arboles de tu vecina caen en tu jardín, y eso te molesta.  En vez, de salir a gritar a la vecina, busca un espacio para conversar e indagar a que se debe que no recoja las hojas.  Luego, de comprender que sucede, y ahora expresa tu preocupación, quizás surjan una solución conjunta para lograr una comunicación eficaz.
  1. Pregunta primero: tratar de comunicar sin saber el punto de vista de otra persona es como intentar enhebrar una aguja en la oscuridad.  La gente se empeña en contar la versión de los hechos primeros. Pero lo más importante quizás es empezar a hacer preguntas.  De esta forma evitarás caer en suposiciones.  Tal vez, creas que sabes los puntos de convergencia y divergencia con tu interlocutor, pero quizás te equivoques.

Si vas a exponer tus observaciones a alquien pregúntale primero que opina sobre el origen de los problemas que afrontan.  Esto es pertinente sobre todo si tienes autoridad sobre ese individuo como una relación padre e hijo o jefe empleado.  “Si solo tu presentas tus conclusiones la otra persona podría suponer que debe fingir estar de acuerdo”.

  1. Presta atención a las señales no verbales. Descifrar el lenguaje corporal no es una ciencia exacta por lo que un ademán no siempre significa lo mismo. Dicho esto podemos hacer conjeturas fundamentadas, pues la evolución nos ha programado para captar el desconcierto de alguien, podría ser el cuerpo, la cara o la voz. Tu instinto natural es un sistema de alama, clave.  Si notas algo raro o distinto en su corporalidad, podrías por ejemplo preguntar note un cambio en el tono de nuestra conversación. ¿qué opinas sobre lo he dicho? ¿no estas de acuerdo? Así podrás comprobar si te malinterpretaron o has herido tus sentimientos sin querer.
  2. Túrnese: En una conversación la proporción de que ambos interactúen deben estar equilibrada. Estudios del cerebro revelan que hablar de uno mismo genera un sistema de recompensa por dopamina. Así que controla el impulso de ceder al narcisismo y retribuye prestando atención.
  1. Evita juzgar: una reacción habitual a la crítica es dejar de escuchar. Por lo que puede ser difícil escuchar tu punto de vista si pones al otro a la defensiva.  Una estrategia adecuada es abordar la situación señalando como te sientes en lugar de descalificar a tu interlocutor.  Por ejemplo, me estresa el exceso de trabajo, me siento ignorado cuando hago una pregunta y no respondes, etc.. no caigas en el yoismo y trabaja en una actitud y comunicación empática.
  1. Recuerda que las gafas con las que ves el mundo, son diferentes a las del otro.  Dejar de pensar que el mundo gira alrededor de tu ombligo.   Entonces antes de hacer un juicio, piensa en que la reacción del otro, quizás no tenga que ver contigo, sino que responde a sus creencias, paradigmas, mapa mental, experiencias de vida, miedos, inseguridades, falta de confianza, o es su ego, quien habla por él o ella.   Por lo que busca ponerte en los zapatos del otro y mirar a los demás con actitud compasiva, pues la película del otro, no es tu película, y cada persona tiene al día 60.000 pensamientos diarios y el 90% de esos pensamientos son negativos.    Entonces, no sabes lo que pasa por la cabeza de otro, así sea tu pareja, hijos, padres, hermanos, compañeros de trabajo en fin… cada persona responde a sus creencias, convicciones e incluso a su desarrollo intelectual.
  2. Expresa reconocimiento: mostrar gratitud transforma la comunicación, si lo vas hacer que sea auténtico.  No necesitas que el otro haga algo sorprendente, solo con el hecho de reconocer y agradecer por las pequeñas cosas que otro hace por ti, o por el equipo, podría generar un ambiente de trabajo o en casa más amigable.  También reconoce los talentos, y las buenas cosas, o tareas que hace el otro ser humano.

 Un dato interesante:  una investigación psicologica de Rosenthal y Jacobsen en 1968, «demostró que las expectativas del profesor influían en el rendimiento de los estudiantes. Las expectativas positivas influyen en un rendimiento positivo y las negativas favorecen un mal rendimiento. Estos autores denominaron a esta influencia como el efecto Pigmalión y afirmaban que: “Cuando esperamos determinadas conductas de otro, es probable que actuemos de manera que sea más probable que ocurra el comportamiento esperado”.

La pregunta del coach: giovannafuentes@yahoo.com

¿Qué has hecho para mejorar tu forma de comunicarte con los demás?

¿Cómo resuelves los conflictos al interior de tu hogar?

¿Qué haces o dejas de hacer cuando tienes un conflicto?

 

 

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