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Muchas veces los padres no se dan cuenta que en el comportamiento indeseado de sus hijos, influye poderosamente el comportamiento de los adultos y la constante recriminación hacia esos aspectos negativos.  La  conducta de los hijos es provocada por los padres.   Aunque suene raro.   No hay conciencia de que los pensamientos, emociones y actitudes negativas son percibidas por los hijos quienes luego retratan al pie de la letra, el comportamiento de sus padres en su desarrollo personal.

Si los padres se preocuparán por su educación emocional, los niños serían más felices.  Todo lo que sucede con un ser humano tiene que ver con la relación y experiencias de la niñez con sus progenitores.

¿Cómo puede un niño pequeño vivir en armonía cuando sus padres son rígidos en su forma de comportarse?.    Existe una premisa incorrecta en la sociedad: “Dado que soy mayor que tu, soy quien te guía”.    Los adultos tenemos mucho que aprender de los niños, adolescentes y jóvenes.

Cabe recordar o hacer conciencia que todos los seres humanos nacimos con un millón o más de talentos.  La sabiduría interior es poderosa, pero esta se ignora.  La gente piensa que todo está afuera.  Eso no es cierto.  Todo está adentro de nosotros.  Somos cocreadores con la divinidad, universo, energía, inteligencia infinita, Dios, ser supremo…

Se han ido transmitiendo de generación un montón de creencias incorrectas, que se repiten como un loro. Estas creencias incluso están expresadas en refranes o frases populares, conceptos e ideas que se tienen sobre la vida.  Por ejemplo, el dinero no crece en los árboles,  la letra con sangre entra, cuando los adultos hablan, los niños se callan….entre otras que solo sirven para condicionar, la mente de un ser humano hacia el fracaso.

De manera errada, aunque con buena intención se inculcan patrones de comportamiento que va lacerando el poder interior de cada individuo.    Se ignora que todos tenemos un sistema de guía emocional.  No hay conciencia.    Muchas veces, se escucha la voz de los padres, en vez de preocuparnos por equilibrar nuestro sistema de guía emocional (conexión con la divinidad o relación espiritual interior, Yo sagrado, Yo superior, relación con la fuente, con Dios).

Este acondicionamiento social ha fragmentado el poder interno.  Por eso, estamos llenos de costumbres y hábitos que tienen que ver con la aprobación social, en vez de reconocer nuestra grandeza, en vez de amarnos y aprobarnos nosotros mismos.

Entonces solo hasta cuando un ser humano, adquiere conciencia de su poder interior, su mundo se transforma.    En este sentido, es vital que los padres transformen sus paradigmas desarrollando su inteligencia emocional, preocupándose por crecer interiormente.   La vida, no es solo comer, trabajar y dormir.

Cuando la gente se preocupa por su salud e inteligencia emocional, los chicos son más tranquilos.   Es verdad, que hacemos lo que mejor que podemos como padres.  Solo que ronda el analfabetismo emocional.

Para apoyar a los jóvenes a que brillen con luz propia.  Pero, cuando hay problemas, los padres enfocan su mente en el problema y lo refuerzan o repiten una y otra vez como disco rayado.   Esto no aporta ni soluciona nada.  Solo sirve para agrandar el problema.

Sí los padres supiéramos que los hijos brillan con luz propia, cuando se practica el reconocimiento, cuando se destaca sus talentos y cuando se abandona la cantaleta de lo negativo.   Cuando solo se resalta lo positivo y de manera asertiva se les invita a que reflexionen y asuman la responsabilidad de sus actos.

Cuando un niño por ejemplo le va mal en el colegio.  Los padres dimensionan la situación de tal manera que la multiplican.  Todo en lo que piensas, y le dedicas atención se expande.     Los padres, estamos llamados a respetar la sabiduría divina que hay en nuestros hijos, a enfocarnos en lo bello, lo bueno, lo saludable, y todos aquellos dones que poseen.  A respetarlos y construir una relación soportada en el amor y no en el miedo.

Entonces no hagas drama de esa situación.  Más bien preocúpate por colmar de amor a tus hijos, respetando su inteligencia.   Nada de sobreprotección. Déjalos actuar.   Escúchalos, apóyalos, compréndelos.   No los conviertas en inútiles.  Lo haces cuando ignoras su sabiduría y no los escuchas.  O cuando les impides llevar a cabo sus sueños.   ES sabio abrirles perspectivas y generar diálogos asertivos. Nada de gritos.    Eso solo sirve para dañar la autoestima de los pequeños.

En vez de arruinar sus sueños.  Promuévelos y háblales del poder de ser Conscientes y de conectarse con su sabiduría interior.  Cuando se exagera en la sobreprotección, le estas diciendo de manera inconsciente que no confías en ellos, que tú eres más inteligente.  Conclusión le estas cortando las alas.    Tanto profesores como padres, adultos y la sociedad en general  deben practicar el respeto por esos seres maravillosos: Los niños.

Recuerda practicar el respeto por todos los seres humanos. Empezando contigo mismo.    Conviértete en un iluminado de los cuatro amores: El amor a Dios, el amor por ti mismo, el amor al prójimo y el amor a la naturaleza.   Si practicas cada día y eres consciente de ellos, antes de herir, maltratar, hacer daño a otros, fomentarás la paz en el mundo y en tu corazón.

En tiempos de la Colombia del postconflicto, todo el país debería practicar los cuatro amores, en cada rincón de esta tierra bella.

La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com

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Mayor información. giovannafuentes@yahoo.com

 

¿Cómo te relacionas con tus hijos?

¿Qué les dices?

¿Reconoces su sabiduría interior?

¿Cómo te relacionas con tu niño interior?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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