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Me equivoqué, lo reconozco, cometí un error…Pido perdón…Prometo aprender de esta experiencia y así ser mejor en una próxima oportunidad.

 

Que maravillosa frase. Pronunciarla en público duele pero fortalece y genera dos consecuencias, nos hace crecer y nos mejora la imagen de uno mismo y frente a los demás. Es una frase mágica de consecuencias inmediatas y poderosas.

 

Particularmente reconozco que cometo errores u omisiones a diario en buen número pero también reconozco que mi reacción se ha vuelto tan rápida que no se notan las correcciones y las mejoras y en consecuencia lo que se ve es el buen resultado final, como si hubiera hecho todo bien desde un principio.

 

En el día a día uno decide y ejecuta muchas veces y en el camino al logro de un objetivo, las decisiones y  ejecuciones pueden ser muchas o la suma de muchas, unas pequeñas otras grandes unas sin riesgo y otras arriesgadas, unas urgentes y otras sin prisa pero cuando uno va al detalle, cada camino hacia el logro de un objetivo es un cúmulo de decisiones y acciones de todo tipo, unas buenas, otras regulares y otras malas pero lo clave es nuestra capacidad de análisis y reacción frente a cada resultado parcial de camino al objetivo.

 

Lo sorprendente es que uno suele pensar que solo hay una o dos decisiones y una o dos acciones y el análisis pormenorizado nos deja ver que pueden ser cientos y entre más pasan los días más actividades hay en el medio.

 

El análisis que surge de la reflexión y de hacernos preguntas permanentemente es: ¿Qué hice mal o qué me faltó, qué aprendí y qué debo hacer para evitar caer en lo mismo o para hacerlo bien o mejor en un siguiente intento?

 

Me trae a la memoria que aparte de corregir un error, vale la pena usar el método de análisis y diagnóstico rápido y constructivo IDAS, que orienta las acciones con 4 preguntas y por eso el nombre IDAS:  ¿Qué se puede Incrementar? ¿Qué se puede Disminuir? ¿Qué vale la pena Adicionar?¿Qué debemos Suprimir?

 

Supongamos que hemos decidido bajar de peso. Nuestro peso es 75kg y por extraña razón nos tocó un mes donde celebramos el cumpleaños de 10 personas con  comida de torta y con vino. Al final subimos de 75kg a 79kg.  Lo primero es reconocer nuestros errores y pecados. Comimos mucha azúcar y tomamos mucho licor. Luego podemos ir con método IDAS para ayudar a corregir la subida de 4 kilos. Incrementar el ejercicio diario haciendo “cardio” media hora más, Disminuir la ingesta de tortas y azucares, Adicionar agua y proteína a la dieta diaria y Suprimir las harinas y el sedentarismo.

 

Como ven el método IDAS no falla en la corrección de los errores.

 

Recuerdo ahora la historia de un muchacho que hacía la pasantía y que había recibido el encargo de sacar una copia de respaldo a la libreta electrónica del gran jefe en una multinacional famosa y en vez de sacar la copia borró más de 2000 contactos clave que tenía el presidente de la empresa. Todos los ejecutivos de la empresa a unísono pidieron su despido y queja a la universidad para que no lo graduaran. El presidente de la empresa indicó a todos, incluido al infortunado muchacho que no iba a pasar nada excepto el dolor que produciría la reconstrucción de la información y la ausencia temporal de la misma, pero todos tenían derecho a fallar y a aprender de las fallas, especialmente un chico en pasantía. Ese suceso jamás lo olvidaron y de allí en adelante todos entendieron que en una falla hay una gran oportunidad de crecer y aprender. El presidente también aprendió que un asunto delicado como su libreta privada de contactos y direcciones era un asunto que exigía entregar a un experto la tarea y no a un aprendiz (No encargues a un niño lo que debe ser hecho por un adulto, dice un refrán). El muchacho, desde luego, era inteligente y muy responsable pero desafortunadamente oprimió el botón equivocado que llevó a borrar toda la información en vez de salvarla. El chico salió fortalecido y su progreso después de esa experiencia fue espectacular, hoy día es un ejecutivo muy exitoso.

 

En otra organización recuerdo una chica tenía que hacer un depósito bancario del equivalente a 1600 dólares y se dejó tramar en la sucursal bancaria por un experto ladrón que mediante un engaño le cambió el dinero por un fajo de billetes falso con una mezcla de papeles de colores en medio (a simple vista se veía como un fajo de muchos billetes y desde luego de muchísimo más dinero que el que ella llevaba para depositar). La chica volvió a la oficina, llorando, desesperada y confundida. No sabía cómo había pasado el engaño aunque si recordaba haberse puesto a hablar con un señor que le pidió un favor de cambiarle un dinero porque tenía una urgencia (En Colombia llaman a ese engaño paquete chileno). Es claro que por una situación como la mencionada, la chica pudo haber perdido su puesto y quedar debiendo el dinero que para su caso representaba casi 4 veces su sueldo básico de esa época, sin embargo sus jefes decidieron capitalizar la experiencia, le permitieron aprender de lo sucedido y la empresa cambió los procedimientos para hacer menos peligroso un depósito en ocasiones siguientes.  El aprendizaje y la lección fue para todos. Desde luego la chica valía la pena. Era una chica talentosa, muy responsable, pero inexperta e ingenua por su evidente juventud. La chica es hoy día la jefe de un departamento administrativo y financiero en una importante multinacional.

 

Los grandes genios inventores saben perfectamente que solo como fruto de una larga cadena de fracasos se llega a crear un nuevo producto que revoluciona el mercado o el mundo. A los adultos se nos olvida que temas tan sencillos como manejar un auto llevó una cuota larga de sustos del profesor y del alumno mientras se aprendió a meter los cambios, a frenar suavemente, a arrancar el vehículo sin que se apague o a frenar sin que se apague o a arrancar en una subida sin que el auto se ruede hacia atrás y desde luego a mantenerse en la vía sin desviarse por la velocidad en una curva. Si examinamos este simple ejemplo, lo que hicimos al aprender a manejar fue cometer una cantidad enorme de errores y al final logramos hacer todos los procesos sin problema.

 

Aun siendo adultos, todos los días enfrentamos algo nuevo y en ello, con seguridad, seremos aprendices.

 

Errar es legítimo y sin duda es el inicio de un camino cuya meta tiene el letrero del éxito, pero eso requiere que de un lado haya la voluntad de aprender y superarse y del otro lado haya paciencia, comprensión y apoyo.

 

Equivocarse es la oportunidad de ser mejores y crecer!

 

 

 

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