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Con frecuencia se observa en las ciudades una población pensada como un problema que se relaciona con la inseguridad y el miedo de los ciudadanos que a menudo transitan las calles. Hombres y Mujeres algunas veces con poco vestuario, malolientes, presentación inadecuada; ubicados en la zona centro de los municipios, alrededor de locales comerciales, bodegas de reciclaje, plazas de mercado entre otros en los que frecuentemente hay consumidores y expendio de sustancias psicoactivas; en algunos casos pidiendo limosna, algo para comer o simplemente perdidos en realidades imaginarias que les aporta las sustancias que consumen y que a su vez los consume a ellos. ¡Sí…! El habitante de calle, una realidad que por décadas se ha considerado invisible, pero que a los ojos de la humanidad está ahí; generando sensaciones para los ciudadanos y para un estado que pareciera se olvidara que al igual que el resto son seres humanos por quienes deben velar a través de sus políticas que permitan restablecer los derechos humanos y su dignidad. Y entonces, alguien puede preguntarse ¿por qué olvidados? Si el gobierno ha establecido políticas para ellos.

Políticas que como es costumbre se construyen y quedan en el papel. Se demuestra con las cifras que se pueden observar en el país, calculadas para el diagnóstico realizado en la política pública de Colombia (2016) donde se estableció que el país contaba con 34.377 habitantes de calle entre las ciudades de Bucaramanga, Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín, observando que el mayor número de habitantes o de población total la tenia Bogotá, siendo aproximadamente 15 veces la población de Bucaramanga, por lo cual se esperaría que el número de habitantes de calle fuera mayor; sin embargo; llama la atención que aunque para Bogotá hay más habitantes de calle que en la ciudad santandereana y su área metropolitana, la tasa de habitantes de calle por el total de población en el municipio es mayor (Bucaramanga 4,20%,  Bogotá 2,90%, Cali 1,90%, Barranquilla 1,50%; y Medellín 1,20%), lo que puede traducirse en que hay más concentración de pobreza e indigencia en Santander que en la misma capital del país y de las otras tres ciudades analizadas; aunque se haya querido mostrar a ésta ciudad como  estable con indicadores favorables en términos de crecimiento, empleo, competitividad entre otros aspectos, ¿ Paradoja?.

Ahora bien, para años recientes el Departamento Administrativo de Estadísticas en Colombia realizó un monitoreo de condiciones sociodemográficas del habitante de calle en Medellín, Barranquilla y Bucaramanga con sus áreas metropolitanas; Manizales y Cali, lo cual cobija un total de 21 municipios,  con el fin de establecer una línea base para construir los parámetros de intervención social en la formulación, implementación, seguimiento y evaluación del impacto de esta política publica social (DANE, 2020), que pretende como bien lo mencioné anteriormente desarrollar lineamientos claros de intervención.

Así, se define que para el 2019 excluyendo Bogotá había una concentración de habitantes de calle en las ciudades de Manizales, Bucaramanga, Medellín y sus respectivas áreas metropolitanas, Barranquilla, y Cali, 13.252 habitantes de calle, de los cuales el 86.91% (11.516) son hombres y el 13,1% (1736) son mujeres. Teniendo Cali la mayor concentración de ellos con un-35,9% (4749), Medellín 28,5% (3778), Barranquilla con una representación del 16% (2120), Bucaramanga 14,8% (1960) y Manizales 4,8% (635) del total de habitantes de calle en éstas ciudades. Finalmente, se puede observar según estas cifras que 3 años después, el número de habitantes de calle de la ciudad de Bucaramanga disminuyó en 253 pasando de 2213 habitantes de calle en 2016 a 1960 en 2019, a diferencia de las otras ciudades en las que se incrementó esta cifra, oscilando los cambios entre 298 y 1067 habitantes de calle más, como fue el caso de Medellín que paso de tener 2721 a 3788 habitantes de calle. Lo que muestra un aparente escenario favorable para-Bucaramanga desde la lógica de reducción presentada y para las demás he aquí la pregunta y entonces ¿ donde está la política pública de habitabilidad en la calle? ¿papel o realidad?

Los anteriores ejercicios de construcciones de política publica y de la realización de la caracterización demográfica y socioeconómica de las personas habitantes de la calle obedece al estricto cumplimiento de los artículos 3 y 4 de la ley 1641 de 2013 del país “por la cual se establecen los lineamientos para la formulación de la política publica social para habitantes de calle y se dictan otras disposiciones”, aclarando que la Corte Constitucional hace la diferenciación conceptual entre el habitante de la calle y el indigente aduciendo que todo habitante de la calle es indigente, pero no todo indigente es habitante de la calle y que tanto la noción de indigente como la de habitante de la calle tienen en cuenta un componente socioeconómico que pone énfasis en la situación de pobreza y un componente geográfico que, en el caso de las personas o grupos en situación de calle, advierte sobre su presencia en el espacio público urbano, donde transcurren sus vidas, denotando la falta de vivienda, variable que distingue a quienes viven en la calle de otros grupos indigentes (Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-385 de 2014 citada por Gómez ,2013), puesto que  − habitar en la calle significa hambre,  hostigamiento, indiferencia ciudadana, inseguridad, exposición a enfermedades, humillación, desempleo, depresión, todo esto causado de situaciones problemáticas que tal vez tuvo que vivir en el pasado y que le obliga a perder vinculos familiares como lo son la violencia intrafamiliar, desplazamiento por situaciones de violencia, problemas económicos, consumo de Psicoactivos entre otros factores; por lo cual se evidencian las injusticias sociales, la desigualdad en una Sociedad capitalista como la nuestra, la desprotección del estado y la necesidad de hacer más que formular políticas públicas que no trascienden a la acción. El problema es la falta de conciencia, la indiferencia, la desprotección estatal y las fallas del estado y del mercado que ocasionan los escenarios que anteceden la habitabilidad en la calle.

 

Maryi Yurany Olarte Dueñas

Coordinadora del Observatorio Socioeconómico de Santander-

observatoriosocioeconomico@ustabuca.edu.co 

Facultad de Economía Usta Seccional Bucaramanga.

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