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hadler@stanfordalumni.org

Al entusiasmo que por estos tiempos han despertado las inversiones calientes – no en poca monta impulsadas por esas semi ocultas redes sociales – se suma ahora la fascinación por las “SPACS,” el último grito de la moda.

Una “SPAC” (Compañía con Propósito Especial de Adquisición”) es una empresa listada en bolsa, creada con el solo objetivo de captar recursos para identificar y fusionarse con una o más empresas privadas, y convertirlas en públicas (de ahí su remoquete “empresas de cheque en blanco.”) Una vez aprobada la fusión por parte de sus accionistas, esa empresa privada queda oficialmente registrada como pública.

Le ofrecen al inversionista individual la oportunidad de adquirir acciones en empresas a las cuales normalmente no tiene acceso bajo el sistema tradicional de ofertas públicas iniciales (“IPOs.”)

Pero al invertir en una SPAC se coloca el dinero un buen tiempo antes de que la empresa objetivo haya sido identificada. Así como entre los promotores figuran reconocidos financistas, también han aparecido deportistas, políticos, periodistas y gente de la farándula en esa misma tarea.

Actualmente existen cerca de 400 SPACs, y, como suele ocurrir, se han convertido en tierra fértil para la siempre creciente industria de “ETFS.” De acuerdo con el WSJ, estas han captado $95.000 millones de dólares en el 2021, y ya representan cerca del 70% de las ofertas iniciales públicas en ese país en lo corrido de este año.

El “ETF” pionero en este ramo, creado en septiembre del 2020, es el “Defiance Next Gen SPAC Derived” (SPAK), con apenas $66 millones de dólares en activos, y un cargo de manejo de 0.45%.

En medio de la proliferación de compañías de cheque en blanco a la caza de empresas, busca simplificar esta tarea ofreciendo la posibilidad de invertir en una amplia gama de ellas. Actualmente está invertido en 210 compañías, entre las cuales se destacan “DraftKings,” especializada en juegos y apuestas virtuales, la cual vio cómo se quintuplicaba el valor de sus acciones en el 2020. Junto a “Virgin Galactic,” posiblemente han sdo las SPACs con mayor impacto mediático.

Invierte de acuerdo con el índice “SPAC & NextGen IPO,” compuesto en un 60% por compañías que ya se volvieron públicas mediante a este proceso, y un máximo de 2 años bajo este formato. El 40% restante son empresas de cheque en blanco que están en el periodo de búsqueda. Su capitalización debe ser superior a $250 millones de dólares, y se les exige ciertos volúmenes mínimos en cuanto a acciones transadas.

Entre los no menores detalles a tener en cuenta, importante anotar que su rendimiento en lo corrido del año ha sido de -8.2% a abril 28 (-13.8% en los últimos tres meses.)

El precio de la acción de una SPAC vive tres periodos: en su infancia, típicamente gira alrededor de $10, respaldado por instrumentos monetarios de alta seguridad. Una vez que una adquisición es anunciada, comienza a fluctuar de acuerdo con la percepción del mercado. Y finalmente, al completar la fusión, su comportamiento es como la de una acción común y corriente.

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