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Desde hace algunos años encontramos cada vez más imágenes impactantes de elementos plásticos que están generando efectos negativos a diferentes ecosistemas naturales. Lo contradictorio es que el plástico, desde su invención, ha sido fundamental para la vida de los seres humanos, si se tiene en cuenta que con él se han creado soluciones que han impactado de forma positiva el bienestar, la productividad y la economía de las personas, no en vano es uno de los inventos más importantes del siglo XIX.

Cuando mira a su alrededor, no necesitará mucho tiempo para ver que el plástico hace parte de nuestra cotidianidad. Hogares, oficinas, calles, herramientas y hasta nuestra ropa incluyen este compuesto. Y es que su versatilidad, costo y eficiencia lo posicionan dentro de los predilectos en casi todos los sectores de la industria. Sin embargo, este material es el responsable del 75% de los desechos que actualmente hay en los océanos, según el informe del PNUMA – Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente -. Este tipo de cifras ha encendido las alarmas para buscar alternativas sostenibles en su producción y uso.

Nadie discute los efectos del plástico en términos ambientales, pero también hay beneficios que no se ven a simple vista; por ejemplo, ¿sabía que reemplazar 100 kilogramos de material pesado por plástico en los carros puede reducir hasta un 20% el consumo de combustible? De la misma forma, encontramos plásticos de alto desempeño como los usados en los invernaderos, que permiten el control del clima, humedad y plagas en un cultivo a través de la difusión de luz y calor, reduciendo costos operativos y gasto de agua en riegos. Existen también soluciones plásticas que permiten controlar la humedad y temperatura en los ambientes minimizando el uso de aires acondicionados o incluso, capas plásticas que permiten prolongar la vida del asfalto en las carreteras.

Entonces, el problema, puede que no se llame solamente plástico sino plástico de un solo uso y su disposición. Por un lado, es necesario que creemos la cultura para desecharlo con responsabilidad y que se le pueda dar el apropiado aprovechamiento a través del reuso. Por otro, uno de los desafíos de la química es encontrar un sustituto que cumpla con el mismo desempeño y eficiencia sin sumar al problema ambiental.

En BASF, como la empresa química líder en innovación, estamos convencidos que no puede hacerse sin sostenibilidad y sabemos que encontrar nuevas soluciones que respondan a las necesidades de los seres humanos, sin afectar el medio ambiente es cuestión de química. Por eso, desarrollamos, Ecovio®, un polímero derivado del petróleo, extraído a partir del almidón de maíz, de alta calidad, con la ventaja de contar con una compostabilidad certificada y un contenido procedente de fuente renovable.

De este modo, una solución creada de manera sostenible puede aplicarse a diferentes productos, desde empaques de comida hasta bolsas y, al final de su vida útil, solo basta con desecharlo junto a elementos orgánicos. El bioplástico es compostable y en semanas se convertirá en abono, agua y dióxido de carbono. El Ecovio es una solución para varias de las necesidades actuales, en las que el plástico aún se considera necesario, pero más importante, tiene química con el planeta y nuestra misión de ser sostenibles.

¿Sabía que reemplazar 100 kilogramos de material pesado por plástico en los carros puede reducir hasta un 20% el consumo de combustible?

Pero la tarea aún no se termina. La industria debe tomar responsabilidad y asumir el desafío de retarse para aplicar este tipo de soluciones en sus procesos de producción. Más allá del incremento de costos, hay que resaltar que hay un aporte de valor para el medio ambiente y la sociedad. Por parte de los usuarios, es nuestra responsabilidad preferir este tipo de productos y cuando no se puede evitar usar plásticos de un solo uso, hacer la disposición de manera adecuada. La segunda vida de este tipo de material tiene beneficios no solo para el planeta, también para la industria y eso también, es cuestión de química.

¿Tienes preguntas sobre cómo logramos que los desperdicios de un proceso se vuelvan materia prima de otro o sobre otras aplicaciones de la química en la cotidianidad? Puedes escribirnos a comunicaciones-bcn@basf.com y en nuestra próxima entrada te responderemos.

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